
Lee aquí la segunda parte de la obra.
ACTO V
ESCENA ENTRE FUENCISLA Y ESMERALDA AL DARSE CUENTA QUE SE HAN FUGADO. ESMERALDA LLORA DESCONSOLADA.
Esmeralda:
-¡Yo lo quiero por marido!
¡Lo amo! ¡Lo adoro y basta!
Le habrán raptado, seguro,
porque si no, no se marcha.
Fuencisla:
–Más bien creo yo que huyeron
con astucia de soldados.
Les habremos dado miedo.
Me gustaba el italiano...
Esmeralda:
-No me casaré jamás
si no caso con Fulgencio.
Mandad que busquen a ambos
que los traigan ahora mismo.
Y a un obispo que nos case,
con cantos, bombo y violines
o ya podéis olvidaros
de cobrar esos florines.
Fuencisla:
-De eso ni hablar, Esmeralda.
El dinero, es el dinero.
Yo te devuelvo a ese pollo
aunque sea por el cuello.
Y de paso, a mi Giuseppe,
que me tiene como ida
cada vez que dice eso de
¡Signora, Mamma mía!
(Llama a dos de sus guardias).
Los quiero aquí de inmediato.
Y al cura, a don Hilarión.
Que aquí va a haber boda doble
¡como me llamo De Arcón!
ACTO VI
FULGENCIO Y GIUSEPPE SON INTERCEPTADOS POR LOS GUARDIAS DE FUENCISLA CUANDO ESTÁN A PUNTO DE TOMAR UN CARRUAJE QUE SALE DE SALAMANCA.
Giuseppe:
-Oye, viejo, mira allí.
¿No te suenan esas caras?
Fulgencio:
-Son los guardias de Fuencisla.
Gisueppe:
-¡Pues la hemos liado parda!
Fulgencio:
-Nos han visto. ¡Maldición!
Y el más grande es un armario,
que se parece a un borrico
al que le han robado el pasto.
Giuseppe:
-Escapemos por allí.
Fulgencio:
-Mejor por ese otro lado.
Giuseppe:
- Ay, Dios mío, que se acercan…
Y mira que par de manos.
Los guardias les alcanzan y se lían a golpes con ellos.
Fulgencio:
-Ay, ay, ay… ¡Menuda torta!
Gisueppe:
-Ay, ay, ay… ¡Vaya sopapo!
Fulgencio:
-Creo que me han roto un diente.
Giuseppe:
-Yo creo que el espinazo.
Guardia1:
-Y eso no es nada, muñecos
Si insistís en escapar,
que la señora Fuencisla
os ha mandado atrapar.
Guardia2:
-A nosotros nos da igual
una torta, dos o cientos,
así que elegid, capullos:
o hay boda, o hay cementerio.
Fulgencio:
-Boda. Boda. Sin dudarlo.
Pero quítame las zarpas
o va a quedar poca cosa
para la pobre Esmeralda.
Giuseppe:
-Boda. Boda. Lo prometo.
Con órgano y hasta misa,
pero si estoy deseando
casarme con mi Fuencisla.
ACTO VII
Regresan con ellos atados de pies y manos. Les desatan y se quedan vigilándoles mientras las dos mujeres suben a cambiarse para la boda.
ESCENA ENTRE FULGENCIO Y GIUSEPPE, QUE SE HACEN A LA IDEA DEL CASAMIENTO.
Fulgencio:
-Es una oportunidad,
ella es fea y yo soy cojo,
pero, Giuseppe, mi amigo,
aquí, por lo menos, mojo.
Giuseppe:
-A mí me gusta la madre.
Fulgencio:
-¿Fuencisla de Arcón?
Giuseppe:
- ¡Y Gil!
Fulgencio:
- ¿No te habrás enamorado?
Giuseppe:
- Pues mira, va a ser que sí.
Fulgencio:
-¡Vive el cielo!
¡No es verdad!
Alucino. Acaso sueño.
Giuseppe:
-No seas cabrón, Escobar.
Si tú mojas, ¿yo no puedo?
Fulgencio:
-¿Y tú te has puesto a pensar,
hombre sin mente, insensato,
que con ese matrimonio
habrás de ser mi padrastro?
Y si ya te aguanto poco
como amigo y confidente,
no quiero ni imaginar
lo que va a ser de pariente.
Giuseppe, no seas borrico.
Si te triplica en el peso...
Giuseppe:
- Pues eso es asunto mío
¡Ya me apañaré en el lecho!
Fulgencio:
- Está bien, es cosa tuya,
si no quieres escapar.
Soy tu amigo. Ya lo sabes.
Compañero de verdad.
Da un coscorrón en el muro
si tienes dificultad.
Giuseppe:
-Está entonces decidido.
Apechuga y nos quedamos.
Fulgencio:
-Además, mira la puerta.
Es imposible largarnos
con esos guardias tan fieros
y que encima están armados.
Giuseppe:
-En fin, resignémonos.
Nuestro futuro está echado.
Yo me caso con la gorda
y a ti te toca el espanto.
Fulgencio:
- Pues ¿sabes? Tiene su punto.
Es una buena persona,
graciosa y muy ocurrente
y huele bien, no a cebolla.
Por otro lado, Guisseppe,
no habrá varón que la robe,
y se conforma con poco
pues como es bizca, ve doble.
Giuseppe:
-Pienso lo mismo, Fulgencio.
Ya tengo mi alma en calma,
porque es gorda mi Fuencisla
y a mí, ¡me encanta la grasa!
ACTO VIII Y ÚLTIMO
Esmeralda y Fulgencio en su habitación.
Esmeralda:
-¡Qué bien lo haces, Fulgencio!
Estoy casi desmayada.
Fulgencio:
-¿No te importa mi cojera?
Esmeralda:
-Hijo… ¡de cojera, nada!
Fulgencio:
-Me refería a mi pierna,
mi querida deslenguada.
Esmeralda:
-¿A cual de las tres, Fulgencio?
¡Ay, perdón! No he dicho nada.
Fulgencio:
-Señora… que me perdéis
con vuestra lengua afilada.
Esmeralda:
-Hazme otra vez el amor,
Y aquí no ha pasado nada,
que he soñado desde siempre
con retozar en la cama.
Además, al verte doble
me doy por mejor pagada.
Fulgencio:
-Cuantas veces vos queráis,
cuantas veces pidáis guerra,
que siempre soldado fui
y nunca gané una perra.
Esmeralda:
-Ay, Fulgencio, que te adoro.
Fulgencio:
-Y yo te adoro, mi nena.
Giuseppe y Fuencisla en su habitación.
Giuseppe:
-¿Os habéis quedado a gusto
o repetimos batalla?
Fuencisla:
-Repitámosla, Giuseppe,
sacad otra vez la espada,
que en cinco años de viuda
ya lo estaba echando en falta..
Giuseppe:
-Pues váis a acabar conmigo
si seguimos al galope,
que soy un hombre menudo
y me agota tanto trote.
Fuencisla:
-Venga, venga, a la faena
y no me protestes tanto.
Giuseppe:
-Si es no me quedan fuerzas.
Fuencisla:
-Calla y sigue cabalgando.
----------------FIN DE LA OBRA-------------------

ACTO V
ESCENA ENTRE FUENCISLA Y ESMERALDA AL DARSE CUENTA QUE SE HAN FUGADO. ESMERALDA LLORA DESCONSOLADA.
Esmeralda:
-¡Yo lo quiero por marido!
¡Lo amo! ¡Lo adoro y basta!
Le habrán raptado, seguro,
porque si no, no se marcha.
Fuencisla:
–Más bien creo yo que huyeron
con astucia de soldados.
Les habremos dado miedo.
Me gustaba el italiano...
Esmeralda:
-No me casaré jamás
si no caso con Fulgencio.
Mandad que busquen a ambos
que los traigan ahora mismo.
Y a un obispo que nos case,
con cantos, bombo y violines
o ya podéis olvidaros
de cobrar esos florines.
Fuencisla:
-De eso ni hablar, Esmeralda.
El dinero, es el dinero.
Yo te devuelvo a ese pollo
aunque sea por el cuello.
Y de paso, a mi Giuseppe,
que me tiene como ida
cada vez que dice eso de
¡Signora, Mamma mía!
(Llama a dos de sus guardias).
Los quiero aquí de inmediato.
Y al cura, a don Hilarión.
Que aquí va a haber boda doble
¡como me llamo De Arcón!
ACTO VI
FULGENCIO Y GIUSEPPE SON INTERCEPTADOS POR LOS GUARDIAS DE FUENCISLA CUANDO ESTÁN A PUNTO DE TOMAR UN CARRUAJE QUE SALE DE SALAMANCA.
Giuseppe:
-Oye, viejo, mira allí.
¿No te suenan esas caras?
Fulgencio:
-Son los guardias de Fuencisla.
Gisueppe:
-¡Pues la hemos liado parda!
Fulgencio:
-Nos han visto. ¡Maldición!
Y el más grande es un armario,
que se parece a un borrico
al que le han robado el pasto.
Giuseppe:
-Escapemos por allí.
Fulgencio:
-Mejor por ese otro lado.
Giuseppe:
- Ay, Dios mío, que se acercan…
Y mira que par de manos.
Los guardias les alcanzan y se lían a golpes con ellos.
Fulgencio:
-Ay, ay, ay… ¡Menuda torta!
Gisueppe:
-Ay, ay, ay… ¡Vaya sopapo!
Fulgencio:
-Creo que me han roto un diente.
Giuseppe:
-Yo creo que el espinazo.
Guardia1:
-Y eso no es nada, muñecos
Si insistís en escapar,
que la señora Fuencisla
os ha mandado atrapar.
Guardia2:
-A nosotros nos da igual
una torta, dos o cientos,
así que elegid, capullos:
o hay boda, o hay cementerio.
Fulgencio:
-Boda. Boda. Sin dudarlo.
Pero quítame las zarpas
o va a quedar poca cosa
para la pobre Esmeralda.
Giuseppe:
-Boda. Boda. Lo prometo.
Con órgano y hasta misa,
pero si estoy deseando
casarme con mi Fuencisla.
ACTO VII
Regresan con ellos atados de pies y manos. Les desatan y se quedan vigilándoles mientras las dos mujeres suben a cambiarse para la boda.
ESCENA ENTRE FULGENCIO Y GIUSEPPE, QUE SE HACEN A LA IDEA DEL CASAMIENTO.
Fulgencio:
-Es una oportunidad,
ella es fea y yo soy cojo,
pero, Giuseppe, mi amigo,
aquí, por lo menos, mojo.
Giuseppe:
-A mí me gusta la madre.
Fulgencio:
-¿Fuencisla de Arcón?
Giuseppe:
- ¡Y Gil!
Fulgencio:
- ¿No te habrás enamorado?
Giuseppe:
- Pues mira, va a ser que sí.
Fulgencio:
-¡Vive el cielo!
¡No es verdad!
Alucino. Acaso sueño.
Giuseppe:
-No seas cabrón, Escobar.
Si tú mojas, ¿yo no puedo?
Fulgencio:
-¿Y tú te has puesto a pensar,
hombre sin mente, insensato,
que con ese matrimonio
habrás de ser mi padrastro?
Y si ya te aguanto poco
como amigo y confidente,
no quiero ni imaginar
lo que va a ser de pariente.
Giuseppe, no seas borrico.
Si te triplica en el peso...
Giuseppe:
- Pues eso es asunto mío
¡Ya me apañaré en el lecho!
Fulgencio:
- Está bien, es cosa tuya,
si no quieres escapar.
Soy tu amigo. Ya lo sabes.
Compañero de verdad.
Da un coscorrón en el muro
si tienes dificultad.
Giuseppe:
-Está entonces decidido.
Apechuga y nos quedamos.
Fulgencio:
-Además, mira la puerta.
Es imposible largarnos
con esos guardias tan fieros
y que encima están armados.
Giuseppe:
-En fin, resignémonos.
Nuestro futuro está echado.
Yo me caso con la gorda
y a ti te toca el espanto.
Fulgencio:
- Pues ¿sabes? Tiene su punto.
Es una buena persona,
graciosa y muy ocurrente
y huele bien, no a cebolla.
Por otro lado, Guisseppe,
no habrá varón que la robe,
y se conforma con poco
pues como es bizca, ve doble.
Giuseppe:
-Pienso lo mismo, Fulgencio.
Ya tengo mi alma en calma,
porque es gorda mi Fuencisla
y a mí, ¡me encanta la grasa!
ACTO VIII Y ÚLTIMO
Esmeralda y Fulgencio en su habitación.
Esmeralda:
-¡Qué bien lo haces, Fulgencio!
Estoy casi desmayada.
Fulgencio:
-¿No te importa mi cojera?
Esmeralda:
-Hijo… ¡de cojera, nada!
Fulgencio:
-Me refería a mi pierna,
mi querida deslenguada.
Esmeralda:
-¿A cual de las tres, Fulgencio?
¡Ay, perdón! No he dicho nada.
Fulgencio:
-Señora… que me perdéis
con vuestra lengua afilada.
Esmeralda:
-Hazme otra vez el amor,
Y aquí no ha pasado nada,
que he soñado desde siempre
con retozar en la cama.
Además, al verte doble
me doy por mejor pagada.
Fulgencio:
-Cuantas veces vos queráis,
cuantas veces pidáis guerra,
que siempre soldado fui
y nunca gané una perra.
Esmeralda:
-Ay, Fulgencio, que te adoro.
Fulgencio:
-Y yo te adoro, mi nena.
Giuseppe y Fuencisla en su habitación.
Giuseppe:
-¿Os habéis quedado a gusto
o repetimos batalla?
Fuencisla:
-Repitámosla, Giuseppe,
sacad otra vez la espada,
que en cinco años de viuda
ya lo estaba echando en falta..
Giuseppe:
-Pues váis a acabar conmigo
si seguimos al galope,
que soy un hombre menudo
y me agota tanto trote.
Fuencisla:
-Venga, venga, a la faena
y no me protestes tanto.
Giuseppe:
-Si es no me quedan fuerzas.
Fuencisla:
-Calla y sigue cabalgando.
----------------FIN DE LA OBRA-------------------

