Para llegar a esto, debemos ir hacia atrás, hasta las estepas de Asia, que fue donde se inventó la silla de montar. Exacto, hace más de dos mil años. Hasta ese entonces, hombres y mujeres montaban a pelo, en todo caso poniendo una esterilla o manta debajo del cuerpo. Este sistema, desde luego, no era el más cómodo, a veces se resbalaban, caían y, lo que era peor, les resultaba más peligroso combatir sobre el caballo sin estar bien sujetos a su lomo.
Hay muchos estilos de silla de montar, dependiendo de para qué se utilice; no es lo mismo una silla de paseo que una silla para los vaqueros de las planicies del oeste americano.
Pero vayamos primero a la silla de montar femenina, si os parece. Alguien dijo (seguramente un «inteligente»), que no era apropiado, no quedaba bien, no era elegante, no era decoroso… que la mujer montara a horcajadas como los hombres. De modo que inventaron la silla de montar femenina, a la que se llamó «jamuga», y que según opinaban muchas mujeres, les resultaba incómoda y poco fiable. Además, en según qué clase social, al caballo lo guiaba un criado. Bueno, sí, a eso lo llamaban entonces montar. Como si las damas fueran tontas y no pudieron gobernar al animal ellas solitas. Mis protagonistas rara vez montan en este tipo de sillas de tijera, que tienen respaldo y brazos de cuero; son rebeldes y prefieren hacerlo a horcajadas, aunque las tilden de frescas. ¿No montaban así las valkirias y las indias?
El caso fue que las féminas aceptaron ir sobre el caballo de aquella forma, de medio lado. Y hasta debieron tomarle el gusto porque Ana de Bohemia, casada con Ricardo II de Inglaterra, lo puso de moda. Lo que ya no he podido saber es si lo aceptaron porque les pareció bien, o porque era idea de la reina. Hay que decir que aquella silla no era tan complicada como la que se desarrolló después.
Veamos ahora los distintos estilos de sillas y sus partes, en un repaso rápido, solo para hacernos una ligera idea.
Se conoce como ARMADURA la base; antes era de madera y ahora de cuero o sintéticas, que incluso se pueden adaptar al volumen del animal.
ASIENTO es la parte sobre la que se sienta la persona.
BASTES es la zona que está en contacto con la columna del caballo y, por tanto, debe de ser lo suficientemente cómoda y blanda para que no le cause rozaduras. Antes, las almohadillas iban rellenas de paja, lana o incluso pelo del caballo, pero cada cierto tiempo tenían que renovar ese relleno, que se apelmazaba. Como es lógico, ahora el látex es el amo de esas almohadillas.
Las RODILLERAS son los topes para colocar las piernas.
El FALDÓN los laterales, de cuero, para evitar también que el interior de los muslos vaya en roce con la piel del caballo.
El LATIGUILLO es una correa que sujeta la cincha.
La ESTRIBERA sujeta la correa de los estribos.
Conozcamos ahora algunos de los tipos de sillas, empezando por la de paseo, típica de Inglaterra, y que habremos visto en muchas novelas. No pesa demasiado, los estribos son sencillos y apenas tiene respaldo. Sus distintas variedades la convierten en la más adecuada para jugar al polo y para las competiciones hípicas.
Existe una silla específica para la doma, que es más flexible y hace más fácil que el jinete se afiance mientras ejecuta la doma del caballo. Las primeras que se ponen sobre el animal son de poco peso, y va aumentando según se avanza en el dominio del equino.
La más conocida es la silla de cowboy americana que, por cierto, proviene de la mexicana (charra). También este estilo varía, dependiendo del país. No es igual la italiana que la española o la australiana.
La última que os quiero dar a conocer es la que se utiliza para la alta escuela. También tiene variantes, según sea portuguesa, española o francesa, pero estas, por norma, están hechas con materiales más ricos, repujados y terciopelos.
Y después existen otras más sencillas, usadas en lugares rurales, para la carga de mulas o asnos. Se conocen como albardas, y tienen un cojín relleno sujeto a las cinchas.
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