Sí, este es un tema sobre el que
todas, hablando de las protagonistas de nuestras novelas románticas, nos hemos
interrogado montones de veces. Así que era solo cuestión de tiempo -y de un
largo y difícil trabajo de campo-, que dedicara un artículo a la menstruación.
Comenzaré haciendo primero un
poco de historia.
La pérdida mensual de sangre en
la mujer al ser un signo externo y evidente, llamó la atención a los pueblos de
la antigüedad. Por tanto no es de extrañar que llevara aparejados temores
sociales o personales y también diversas supersticiones. Tal vez uno de los
primeros temores inspirados por la menstruación ocurriera en la prehistoria
entre los cazadores, ante el riesgo de contaminarse con la sangre menstrual y
que pudiese atraer animales aumentando el riesgo de ser atacados.
Para los persas (800 a.C.), la
mujer que había tenido un hijo, igual que la mujer que estaba menstruando, era
"impura" y se le aislaba por cuatro o más días en un cuarto que tenía
desparramada paja seca y alejada quince pasos del fuego y el agua (elementos
limpios). En la India oriental (Siglo VI a.C.), los ritos de purificación de la
mujer menstruante eran muy precisos, y establecían que la mujer debía frotarse
los dientes, hacer gárgaras doce veces y lavarse manos y pies; posteriormente
zambullirse doce veces en el río, y tras salir de él, frotarse con lodo que
llevara estiércol fresco, volver a zambullirse en el agua treinta y cuatro
veces, y repetir las friegas de lodo; repetir la inmersión veinticuatro veces,
frotarse el cuerpo con azafrán y, para terminar, otros veinticuatro chapuzones
más.
Mucho se ha especulado sobre la
causa de la menstruación y durante mucho tiempo (hasta fines del Siglo XIX)
prevalecieron las ideas de la medicina griega, que la veían como una forma de
excreción de residuos. Hipócrates (466-377 a.C.) consideraba que la sangre
menstrual era un producto de desecho y esto era debido a que la mujer generaba
demasiada sangre. Apuntaba que el origen de este sangrado se debía a que la
mujer era excesivamente caliente y solo por este medio lograba atemperar el
organismo. Galeno (Siglo II d.C.), pensaba lo contrario, pues para él la sangre
menstrual aparecía debido a la imperfección de la mujer, que era fría y húmeda,
por la falta del calor necesario, lo que causaba una digestión anormal de los
alimentos; la función del sangrado era eliminar los materiales de desperdicio.
La tradición popular y religiosa
romana le imputaba a la menstruación efectos peligrosos y maravillosos. El
principal divulgador de estas ideas fue Plinio El Viejo (23-79 dC) quien
pensaba que nada era más poderoso, para bien y para mal, que la sangre mensual
de las mujeres.
Estas son algunas de
las cosas que se le atribuían a la menstruación: podía curar verrugas, manchas
de nacimiento, gota, bocio, hemorroides, epilepsia, lepra, dolores de cabeza...
Podía alejar a los demonios , se utilizó como una ofrenda a algún dios y para
hacer filtros y encantamientos de amor.
En los siglos XVIII y XIX la
"melancolía" se puso de moda. Los casos de depresión y suicidio,
cuando sus protagonistas eran del género femenino, se relacionaron con el
supremo poder del útero, que actuaba a capricho sobre el estado de la mujer. La
mayoría de las autoridades médicas creían que durante el periodo menstrual la
mujer estaba especialmente débil y predispuesta a una gran variedad de
enfermedades perniciosas. Para ello recomendaban reposo y tratar de evitar
cualquier tipo de actividad física o mental. Estaba completamente prohibido
bailar, montar en bicicleta, correr, remar, así como cualquier tipo de
ejercicios atléticos; también era peligroso viajar en automóvil, tren o
carruaje.
El misterio del origen de la
menstruación comenzó a desvelarse en 1908 por dos médicos de la Universidad de
Viena, Fritz Hitschman (1870-1926) y Ludwig Adler (1876-1958).
Vemos pues que la historia de la
menstruación evoluciona desde el concepto mágico y astral, pasando por las
teorías filosóficas que la catalogaron como un producto de la digestión además
de una demostración de la inferioridad de la mujer, hasta que en el siglo XX,
gracias a los avances de la ciencia, se descubrió que los órganos genitales
femeninos tenía funciones específicas orientadas a la búsqueda de la gestación.
Fue así que después de cientos de años de ignorancia, se lograron eliminar la
mayoría de las supersticiones que existían sobre la sangre menstrual, a pesar
de que, aún a día de hoy, al concepto de inferioridad de la mujer todavía le
falta experimentar muchos e importantes cambios.
Voy a intentar ahora responder
a algunas de las preguntas que nos hemos hecho muchas veces:
¿Qué hacían, cómo se las apañaban
nuestras congéneres en la antigüedad cuando tenían la regla?
La historia de las mujeres,
especialmente sus asuntos cotidianos, resultaba inadecuada o poco interesante
hasta para hablar de ella. Durante siglos, en las culturas europeas, las
mujeres solo eran "buenas" para un número limitado de cosas y habida
cuenta que eran los hombres los que dominaban el cotarro, no es de extrañar que
una de las razones por las que no se sabe muy bien lo que hicieron las mujeres
en el pasado, en cuanto a sus periodos se refiere, es porque la mayoría de la
información que nos ha llegado ha sido a través de los hombres, y ellos apenas
han hablado de "estas cosas de mujeres". Es casi imposible saber a
ciencia cierta lo que usaron las mujeres en la mayoría de las culturas, aunque
con toda probabilidad, desde siempre, habrían utilizado almohadillas, trapos,
esponjas, hierba, pieles y otros materiales absorbentes.
La primera
evidencia que ha llegado hasta nuestros días de qué era lo que usaban las
féminas durante la menstruación viene del antiguo Egipto. Los investigadores
creen que las mujeres egipcias usaron papiros ablandados y hierbas para
producir una especie de tampones rudimentarios de usar y tirar. En la época
romana se piensa que utilizaban algodón y lana. Y, en general, en todo el
mundo, las pieles de animales fueron usadas para absorber la sangre menstrual.
¿Las mujeres del pasado perdían
menos sangre que las de la actualidad? En caso afirmativo, ¿era una opción,
como en algunas partes se apunta, que esa sangre la absorbieran sus propias
ropas? ¿O usaban toallas o algún tipo de compresa? Y si era así ¿cómo lo
sujetaban al cuerpo o a la ropa?
No se sabe, o al menos no se
puede estar seguro, de cuál es el nivel de pérdida de sangre que tenían las
mujeres en el pasado. Al parecer esto puede variar con la dieta y la gente no
estaba tan bien alimentada en el pasado como ahora.
Aparentemente muchas mujeres de
ciertas partes de Europa entre 1700 y 1900 no utilizaron nada en especial: ni
trapos, ni toallas sanitarias, ni esponjas, ni cualquier otra cosa durante la
menstruación porque sangraban en su propia ropa. Y dado que la mayoría de los
primeros colonos de América procedían de Europa, lo más probable es que
estadounidenses y canadienses también lo hicieran así.
En 1700 (y mucho antes) las
mujeres y los hombres en Europa y América llevaban una camisa larga desde los
hombros hasta las pantorrillas, pegada a su piel de día y de noche. Esta era su
única ropa interior. Las clases ricas y superiores llevaban esta misma camisa
pero en versión de lujo.
Solo los hombres llevaban pantalones
como ropa exterior, un símbolo de su autoridad (de ahí el dicho "el que
lleva los pantalones"), aunque las mujeres a veces los usaban como ropa
interior cuando viajaba o cuando el clima era frío.
En 1757 un médico alemán
(Christian TE Reinhard) dio una razón por la que las mujeres no debían usar
pantalones o ropa interior cerrada: "sus genitales necesitan aire para
permitir que la humedad se evapore, para evitar que se descomponga y dé
olor". Pero reconoció, sin embargo, que las mujeres podían usarlos en
climas fríos y de protección contra los insectos.
Más tarde,
más o menos a partir de la Revolución Francesa, las mujeres comenzaron a usar
ropa interior, pololos y pantaloncillos, que cubrían sus piernas por completo
debajo de los vestidos vaporosos. Aunque se tardaron décadas para que se
aceptaran los pantalones como ropa interior entre las clases altas, y aún más
entre la gente común. Estos últimos continuaron llevando solamente la camisa
debajo de la ropa durante la mayor parte del siglo XIX.
Antes del siglo XX, las mujeres
europeas y americanas menstruaban con poca frecuencia en comparación con la
actualidad. Comenzaban a menstruar más tarde, alrededor de la segunda mitad de
la adolescencia y dejaban de hacerlo antes, eso si es que vivían lo suficiente
para experimentar la menopausia. Por tanto tenían un tiempo más corto de
menstruación.
Se casaban muy jóvenes y se
usaban pocos medios de anticoncepción. Su misión era tener hijos y se tenían
bastantes, por lo que sus menstruaciones desaparecían, obviamente, con cada
embarazo. Amamantaban a sus retoños durante bastante tiempo y, por regla
general, durante el periodo de lactancia se suspende la menstruación.
La mujeres eran más propensas a
estar bajas de defensas, desnutridas o enfermas (o una combinación de las tres
cosas a la vez) y esto también podía detener la menstruación.
Así que no es de
extrañar que en los cortos espacios de tiempo en los que tenían el periodo,
utilizaran cualquier trapo viejo para absorber la sangre. Esta era al menos la
costumbre de las mujeres rurales y de las clases bajas.
El lavado y cambio de ropa
interior era considerado como poco saludable ya que las mujeres temían que se
bloqueara el sangrado o que causara un sangrado más intenso.
Dos escritores alemanes señalaron
que prácticamente solo las mujeres que se dedicaban al teatro usaban esponjas,
cojines o almohadillas que se hacían con tela, como protección menstrual. La
mayoría de las mujeres sangraban en su propia camisa y a veces durante días sin
cambiarse.
Algunos registros escritos
alrededor del 1800 sugieren que la ropa interior negra era usada "durante
el mes de la mujer".
En el siglo XIX, las mujeres
usaban ropa interior con una abertura permanente entre las piernas. Con los
vestidos que se usaban entonces, un tipo de ropa interior ideado con el sistema
tradicional de tirar de ella hacia abajo a la hora de hacer sus necesidades,
hubiera sido muy engorroso.
En este siglo se idearon y
registraron diversas patentes para sujetar las toallas sanitarias o
almohadillas para el uso de la menstruación.
Un hombre de
Chicago diseñó, aunque no llegó a fabricarse, una especie de copa menstrual
unido al extremo de un alambre (¡solo un hombre podía diseñar algo así!) la
cual a su vez estaba conectada a un cinturón alrededor de la cintura de la
mujer.
Llegados al siglo XX la ropa
empezó a ser más ligera, por lo que ya no era necesaria la abertura en la ropa
interior pues no resultaba incómodo bajarla y los calzones podrían entonces
cumplir con su función de ocultar y cubrir los genitales. Pero seguían siendo
de pierna ancha y larga hasta mediados de 1930.
En 1914 casi todas las mujeres
usaban toallas sanitarias de tela. Las toallas sanitarias se lavaban y si las
mujeres no estaban en sus casas porque estaban de viaje y no podían utilizar
las instalaciones donde se alojaban, solían quemarlas en la chimenea de la
habitación que ocupaban.
Ya en la década de 1890, en
Inglaterra, había quemadores portátiles disponibles específicamente para quemar
toallas sanitarias. En esta misma década se podían comprar ya las primeras
toallas sanitarias desechables.
Al parecer, fue a
las enfermeras a quienes se les ocurrió usar como toallas sanitarias, para
contener su flujo menstrual, los apósitos y vendajes desechables que usaban
para contener la sangre de las heridas de los soldados. Esta idea enseguida
tomó forma y empezaron a producirse manufacturas de toallas sanitarias lo
suficientemente baratas como para que su uso se extendiera.
Las primeras compresas con
adhesivo aparecieron a finales de 1960. Esto fue algo revolucionario pues las
mujeres pudieron empezar a deshacerse de los artilugios que hasta ese momento
usaban para sujetar sus toallas sanitarias. A mediados de los años ochenta la
compresa con cinturón ya no estaba disponible para su venta.
Curiosidades:
- Las mujeres de hoy en día, en
general, tiene la menstruación antes y la menopausia les llega alrededor de los
52 años de edad. También demoran la maternidad, a menudo hasta mediados o
finales de los 30, tienen menos hijos y no siempre los amamantan. Todo esto
conduce a que tengan muchísimos más periodos, algo que en la teoría, no es
"ni natural ni sano".
- La ovulación y la menstruación
mes tras mes se asocia con muchos problemas de salud, incluyendo un aumento en
el riesgo comprobado de cáncer de ovario, anemia asociada con reglas
abundantes, quistes ováricos, y endometriosis.
- La actriz Marilyn Monroe sufría
un caso grave de endometriosis por lo que se sometió a muchas operaciones y
tomó analgésicos durante años lo que, indirectamente, contribuyó a su muerte
por una sobredosis accidental de drogas.
- Sangrar a los enfermos
como tratamiento para sus enfermedades (esto se alargó hasta el siglo XX) fue
algo recomendado por el gran médico griego Hipócrates, después de observar que
las mujeres se recuperaban de la hinchazón y los dolores después de comenzar su
período. El presidente George Washington se encuentra entre las muchas personas
que murieron o enfermaron gravemente por esta práctica tan popular.
- En 1912, el New York Times
publicó un artículo en el que se indicaba: " las mujeres no tienen derecho
a votar porque son emocionalmente inestables cuando están menstruando y por lo
tanto no pueden manejar esta responsabilidad".
- A comienzos del siglo XX, las
aspirantes universitarias eran disuadidas de ir a la universidad porque no era
buena para su útero. La explicación era que para estudiar se necesitaba toda la
sangre en el cerebro y si se quitaba del útero causaría un daño permanente a
los órganos reproductivos de la mujer. Un tal Dr. Edward H. Clark escribió un
libro en el que sugería que "la educación superior podría causar la
atrofia en el útero de la mujer".
- Disney hizo una película educativa
sobre la historia de la menstruación. Dura 10 minutos y se hizo en 1946. Lo más
probable es que sea la primera película en la que se diga la palabra vagina.
- En el pasado, las iglesias
cristianas negaron la comunión a las mujeres que menstruaban.
- Los únicos mamíferos que tiene
la menopausia son las elefantas, las ballenas jorobadas y las hembras humanas.
- Un período menstrual completo,
por lo general, llena menos de la mitad de una taza de sangre, incluyendo los
coágulos. Un sangrado abundante se define por llenar más de una taza por ciclo
(usar una compresa o un tampón cada hora durante seis horas seguidas o tener un
período que dura más de siete días).
- Los coágulos provienen de los
calambres y contracciones uterinas que son tan fuertes y frecuentes que a la
sangre no le da tiempo a diluirse antes de salir. Tener coágulos pequeños al
día durante el período es normal.
- El sangrado
menstrual tiende a ser más pesado y largo durante los meses de invierno
- Cuando nace una niña su número
de óvulos nace con ella y tiene alrededor de dos millones. En la pubertad le
quedan solo unos 40000 de los cuales menos de 500, con el tiempo, son liberados
en realidad.
- Hasta alrededor de los 18 años,
los períodos irregulares son muy comunes debido a que el cuerpo todavía está
trabajando en perfeccionar el sistema.
- El óvulo femenino es la célula
más grande del cuerpo humano y la única célula humana que puede ser vista a
simple vista.
- En cierto momento de la
historia, las mujeres que se quejaban de dolor menstrual fueron tratadas por
psiquiatras ya que los dolores menstruales eran vistos como un rechazo de la
propia feminidad.
- Los investigadores han
demostrado que las reclusas son mucho más propensas a cometer un crimen
violento antes de la menstruación que después.
- Una mujer joven puede tener su
primera regla en cualquier momento entre los 10 y los 16 años de edad.
- Las feromonas pueden conducir a
la sincronía menstrual. Esta teoría sugiere que las mujeres que viven en
estrecha proximidad desarrollan períodos sincronizados.
- Aunque es poco probable, es
posible quedarse embarazada durante la menstruación.
- Los estudios demuestran que la
luz artificial por la noche influye el ciclo menstrual de una mujer.
- El tampón moderno fue inventado
por el Dr. Earle Haas en 1929 y fue llamado "dispositivo catamenial"
o "dispositivo mensual." Se registró el nombre de la marca como
Tampax.
Un curioso vídeo de promoción de
Tampax en Alemania:
- A lo largo de su vida una mujer
utiliza 3.500 días en menstruar.
- La edad media para dejar de
tener el período son los 51 años aunque los síntomas de la menopausia pueden
comenzar tan temprano como a los 32.
- Algunos psicoanalistas, como
Freud, han sugerido que la menstruación es una "señal sangrienta de la
pérdida de la mujer del pene" y que es un recordatorio a la mujer "de
su falta de limpieza e inferioridad."
- Diferentes estudios sugieren
que los ritos del matrimonio son una extensión de los ritos de la menarquía, lo
que puede explicar por qué muchos vestidos de novia han sido históricamente
rojos.
- El nombre de
"progesterona" surgió en la Segunda Conferencia Internacional sobre
Estandarización de Hormonas Sexuales en 1935, y significa "a favor de la
gestación".
Video sobre la colocación de la
copa menstrual:
Se han quedado, como es
lógico, muchas cosas por contar o mencionar, pero tampoco se trataba de hacer
un artículo interminable. En cualquier caso, podéis hacer vuestras aportaciones
al tema añadiendo un comentario.
*Agradezco a Harry Finley que permitiera en su día obtener información de su interesantísima página web
http://www.mum.org/ para realizar este
artículo.
*Otras fuentes: http://zl.elsevier.es/es, http://www.gurl.com/, http://facts.randomhistory.com/random-facts-about-menstruation.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario