Esta es la opinión que Julia Siles Ortega escribió sobre mi último libro y tiene colgada en su página:
Cuando era niña, una de las cosas que recuerdo con más cariño eran las películas (o las series) que veía en T.V (cuando la tele se podía ver...), casi de todas de "factura" norteamericana, y con una fotografía (paisajes) que quitaba el hipo. ¿Por qué os digo esto ahora? Pues porque Hijos de otro barro me transporta a esa época, y aunque es un libro y no una película, mientras lo leía me parecía estar viendo todos esos maravillosos parajes que recordaba de la niñez; esa América del siglo XVIII, todavía salvaje, todavía sin modernizar, a años luz de la especulación inmobiliaria que existe hoy día. Una América de verdes pastos, de hermosos caballos y grandes plantaciones...
Había momentos en que me recordaba, y mucho, a la gran novela de Margaret Mitchell; y es que, a pesar de la diferencia de un siglo, (de la Guerra de Independencia a la Guerra de Secesión) su rigurosa ambientación y su exquisita descripción del ambiente colonial me hacía venir a la memoria la inmemorial plantación de los O'Hara en Georgia.
En cuanto a los personajes, muy interesante, casi diría atrevida, la narración desde el punto de vista del "amigo" de Chester. Y lo pongo entre comillas porque nos estamos refiriendo a un amigo, no de la infancia, sino posterior; Nieves nos demuestra, una vez más, con esta historia que la amistad se forja en la adversidad con mayor éxito que en la bonanza. Además, Sean es un personaje noble y humano que toca el alma del lector y le resulta más próximo que el protagonista, que como de costumbre, a fuerza de "hacerse el héroe" no me acaba de convencer (ya sabéis que soy de la Liga de los Personajes Secundarios).
Otro personaje entrañable a quien te gustaría abrazar, de ser eso posible, es el de Martino, el hijo menor de los Rains; a través de la novela vemos su evolución y la beneficiosa influencia que en él ejercen por un lado Terry, la protagonista, y por otro, Chester. Por caminos muy distintos, ambos intentar dar una mejor educación al niño e inculcarle unos valores perdurables.
En cuanto a ella, Terry, lamento decir lo mismo que he dicho antes con respecto a Chester. A saber: que a fuerza de hacerse querer... terminan haciéndose "odiosos". Sobre todo porque ya sabes de antemano que acabarán juntos y felices, y comerán perdices. Por ello, me atrae mucho más cómo trabaja Nieves los personajes secundarios, y especialmente "los malos de la película"; ese primo traidor, ese despechado pretendiente de la madre de Chester... y el impresentable capataz de Ireland son, con diferencia, lo mejorcito de la novela.
Por último señalar lo grato que siempre resulta aprender historia de la mano de esta mujer, que tan bien ambienta un período de la historia de América que, debo reconocer, no tengo del todo controlado. Ese patriotismo tan propiamente americano se ve muy bien reflejado a lo largo de las 266 páginas del libro, y sin embargo no es una "americanada" porque, por supuesto, no lo ha escrito un americano. Y se agradece esa visión distinta, y refrescante, que ya he visto en alguna que otra novela y que me ha encantado descubrir de nuevo.
A lamentar: sólo una cosa: se me ha hecho corta. No sé por qué, esperaba una novela mucho más extensa... Y es que Nieves siempre me deja con ganas de más.
Un beso, Julia, y muchas gracias por tu comentario.
Cuando era niña, una de las cosas que recuerdo con más cariño eran las películas (o las series) que veía en T.V (cuando la tele se podía ver...), casi de todas de "factura" norteamericana, y con una fotografía (paisajes) que quitaba el hipo. ¿Por qué os digo esto ahora? Pues porque Hijos de otro barro me transporta a esa época, y aunque es un libro y no una película, mientras lo leía me parecía estar viendo todos esos maravillosos parajes que recordaba de la niñez; esa América del siglo XVIII, todavía salvaje, todavía sin modernizar, a años luz de la especulación inmobiliaria que existe hoy día. Una América de verdes pastos, de hermosos caballos y grandes plantaciones...
Había momentos en que me recordaba, y mucho, a la gran novela de Margaret Mitchell; y es que, a pesar de la diferencia de un siglo, (de la Guerra de Independencia a la Guerra de Secesión) su rigurosa ambientación y su exquisita descripción del ambiente colonial me hacía venir a la memoria la inmemorial plantación de los O'Hara en Georgia.
En cuanto a los personajes, muy interesante, casi diría atrevida, la narración desde el punto de vista del "amigo" de Chester. Y lo pongo entre comillas porque nos estamos refiriendo a un amigo, no de la infancia, sino posterior; Nieves nos demuestra, una vez más, con esta historia que la amistad se forja en la adversidad con mayor éxito que en la bonanza. Además, Sean es un personaje noble y humano que toca el alma del lector y le resulta más próximo que el protagonista, que como de costumbre, a fuerza de "hacerse el héroe" no me acaba de convencer (ya sabéis que soy de la Liga de los Personajes Secundarios).
Otro personaje entrañable a quien te gustaría abrazar, de ser eso posible, es el de Martino, el hijo menor de los Rains; a través de la novela vemos su evolución y la beneficiosa influencia que en él ejercen por un lado Terry, la protagonista, y por otro, Chester. Por caminos muy distintos, ambos intentar dar una mejor educación al niño e inculcarle unos valores perdurables.
En cuanto a ella, Terry, lamento decir lo mismo que he dicho antes con respecto a Chester. A saber: que a fuerza de hacerse querer... terminan haciéndose "odiosos". Sobre todo porque ya sabes de antemano que acabarán juntos y felices, y comerán perdices. Por ello, me atrae mucho más cómo trabaja Nieves los personajes secundarios, y especialmente "los malos de la película"; ese primo traidor, ese despechado pretendiente de la madre de Chester... y el impresentable capataz de Ireland son, con diferencia, lo mejorcito de la novela.
Por último señalar lo grato que siempre resulta aprender historia de la mano de esta mujer, que tan bien ambienta un período de la historia de América que, debo reconocer, no tengo del todo controlado. Ese patriotismo tan propiamente americano se ve muy bien reflejado a lo largo de las 266 páginas del libro, y sin embargo no es una "americanada" porque, por supuesto, no lo ha escrito un americano. Y se agradece esa visión distinta, y refrescante, que ya he visto en alguna que otra novela y que me ha encantado descubrir de nuevo.
A lamentar: sólo una cosa: se me ha hecho corta. No sé por qué, esperaba una novela mucho más extensa... Y es que Nieves siempre me deja con ganas de más.
Un beso, Julia, y muchas gracias por tu comentario.
7 comentarios:
Muy buena reseña. Los secundarios son importantes para poder cuerpo a la historia, pero sin que brillen más que los protagonistas.
En mi próxima compra de libros este va de cabeza.
Hola Nieves.
Estoy deseando tenerlo en mis manos y conocer a estos estupendos personajes.
Un abrazo.
Muy buena reseña, me encantaría leer tu libroo!! ^^
Besos
Ayyyy, Nieves, voy y la compro, dalo por seguro, que se me da lo histórico, lo sabes y tu lo brodas. En cuando la lea, te digo.
Jules es crítica fina, y según como se mire, le doy la razón, las novelas del corazón, jeje, tienen sus normas: chico adusto primero, chica fuerte, y al final, comen perdices. Sin embargo, tú, que te conozco, le pones estilo, diálogos, descripciones, de gran categoría, y una trama que atrapa, más los personajes que, en eso apoyo a Jules, le dan salsa y profundidad por contraste.
Nieveees, nos veremos las caras, bsito quintíl y a Jules lo mismo.
Gracias a todas de corazón por vuestros comentarios. Sólo pido no defraudar.
Y Julia es un encanto, además de una escritora impresionante. Que ella opine lo que opina sobre mi novela, me hace sentir bien.
Besos a todas
hola nieves lei amaneceres cautivos y me cautivo t novela,pienso comprar los demas un saludo
Hola, Anonimo.
Gracias por haber leido Amaneceres. Hijos de otro barro es más corta y de otro género, pero espero no defraudarte.
Mil besos
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