jueves, 14 de marzo de 2019

Artículo: Los bailes

En la mayoría de nuestras novelas románticas pertenecientes al género histórico, los bailes de salón suelen ser algo habitual y en muchas ocasiones, una parte clave en las historias de nuestros protagonistas. Es por eso que en este nuevo artículo vamos a ocuparnos de los bailes y, para no cansar -ya que este es un tema que daría para mucho dependiendo de la época o el lugar- nos centraremos en los bailes típicos que aparecen en las novelas encuadradas dentro del subgénero llamado de Regencia. 

Estos eventos podían ser de máscaras o de sociedad. Los bailes de máscaras eran la excusa perfecta para que los participantes diera rienda suelta a su imaginación y vistiesen, en esas ocasiones, trajes de otras épocas, divertidos complementos y máscaras, acompañados de compases musicales alegres. 

Durante las veladas también era corriente que se cantara o se tocara algún instrumento musical como muestra de las dotes del "músico" y para deleite del auditorio. 

Los bailes de palacio eran los encargados de abrir la temporada de bailes. 

Este tipo de veladas brindaban una gran oportunidad para que las mujeres jóvenes encontraran marido y los hombres esposas adecuadas.

Preparar un baile en una casa aristocrática era todo un acontecimiento y tal era su importancia, que podía influir en la posición social y política de la familia que lo organizaba. En función de quienes fueran los anfitriones del baile, se prestaba mayor o menor interés. Por descontado, si algo salía mal en el trascurso de la velada, cualquier pequeño incidente o escándalo de mayor o menor relevancia, podía convertir el evento en un desastre social. 

Había que enviar las invitaciones con antelación y estas, si querían incluir a toda una familia, tenían que enviarse en tarjetas individuales: Una para los señores de la casa (los padres), otra para los hijos, otra para las hijas, y en el supuesto de que esa familia tuviera algún invitado, otra para él. En la invitación se hacía constar el lugar y la hora del baile y una nota rogando la confirmación de asistencia. Podían enviarse todas las invitaciones en el mismo sobre. La aceptación o la excusa para no asistir debía ser respondida con un máximo de tres días y enviada por mensajero, de manera que la anfitriona tuviera tiempo de organizarlo todo. 

La habitación donde se fuera a organizar el baile debía contar con unos imprescindibles requisitos: suelo liso, buena ventilación, una decoración adecuada y abundancia de adornos florales. Poner arbustos y árboles de hoja perenne ocultando el lugar donde estarían los músicos, crearía un efecto encantador. 

Debería contar además con una zona de vestuario donde los invitados pudieran dejar sus prendas de abrigo y disponer de tarjetas identificativas para que a cada entrega se le pusiera su nombre. 

En uno de los salones colaterales solía colocarse un buffet con comida y refrescos que se abría a mitad del baile y se reponía durante el resto de la velada. 

En otro de los salones contiguos podían habilitarse mesas para juegos. 

El tocador de señoras debía estar provisto de jabón, agua, toallas, cepillos, peines, agujas, alfileres e hilo, colonia, polvo facial... En el aseo de los caballeros no debía faltar agua, peines, jabón, toallas, betún y cepillo, sacabotas... 

Si se trataba de un baile sin cena no era imprescindible que todo el mundo llegara a la misma hora y se permitía llegar un poco más tarde. Estos, solían comenzar alrededor de las nueve de la noche y se prolongaban hasta la madrugada. 

Los anfitriones recibían a los invitados en la entrada y entre ellos y otros miembros de la familia se ocupaban de presentar a los invitados para que nadie se encontrara solo y desplazado. Se esperaba que todos aquellos que aceptasen la invitación al baile tuvieran disposición a bailar, de lo contrario, mejor que declinaran asistir, puesto que deambular por la sala sin hacerlo sería una forma de avergonzar a la anfitriona. 

Un caballero que aceptara acompañar a una dama a un baile, podía enviarle un ramo de flores esa tarde y habría de tener su coche dispuesto para recogerla a la hora señalada. El protocolo requería que el primer baile lo hiciera con ella, después ella ya podría bailar con quien le apeteciera. Si hubiera cena, este caballero debería ser quien la acompañase a la mesa y estaría disponible para llevarla a su casa cuando ella se quisiera retirar. 

Para invitar a una dama a bailar podían utilizarse diversas formas para evitar ser repetitivo: "Me concede su mano en la cuadrilla", "Me honraría si bailara esta pieza conmigo", "Me daría el placer de bailar...".

Un caballero que asistía solo a un baile debería solicitar la primera pieza a la anfitriona, aunque ella, seguramente ocupada o ya comprometida, le presentaría a otra mujer a quien éste debería aceptar. Además debería bailar con frecuencia, si no, es muy probable que no recibiera muchas invitaciones más: se le invitaba para bailar, no para esperar la cena. 

Si algunas damas iban sin acompañante al baile, sería función de la anfitriona proporcionarles una pareja al inicio. Cada bailarín debería estar provisto de un carné de baile con el programa impreso y espacio para anotar con quien se iba a bailar cada pieza. Suponía un gran fallo en la etiqueta quedar con alguien para bailar y luego no recordar la promesa. Las parejas que llegaran juntas al baile podrían bailar hasta dos piezas, pero no más si no querían despertar la excitación del público: bailar juntos continuamente levantaría muchas críticas y sería, además, de mala educación. 

El baile comenzaba con una marcha (polonesa), a continuación una cuadrilla, un vals, una polca, un galope, etc., e iban alternando piezas hasta terminar con una marcha antes de la cena. El caballero que estaba bailando en ese momento con la dama, a menos que esta hubiera venido con otro señor, la acompañaba a la mesa. 

En el baile, la dama y el caballero debían evitar largas conversaciones pues muy probablemente esto interferiría en la buena marcha de la danza. Un mínimo de palabras amables o una ligera conversación sería aceptable en el caso de que se conocieran, si no, habrían de hacerlo en silencio. 

Después de bailar, el caballero llevaba a la dama a su asiento y debería darle las gracias por el placer que había tenido al bailar con ella. No debía entretenerse demasiado tiempo en una conversación íntima con ella. Jamás debía llevar a la dama de la mano, tenía que ofrecerle el brazo. 

Unas normas básicas: 

- Ni las damas casadas ni las solteras deben abandonar el salón de baile sin vigilancia. 

- Un caballero jamás insistirá en bailar con una dama si ella ha expresado su deseo de no hacerlo. 

- Exceptuando el primer baile, la etiqueta indica que los casados no deben bailar juntos. 

- Un caballero no se sentará al lado de una dama, la conozca o no, cuando haya un asiento vacío sin pedir permiso primero. 

- Una dama jamás bailará con un caballero inmediatamente después de haberle negado un baile a otro. 

- Ningún caballero cuando baile el vals debe tocar la cintura de una mujer con la mano descubierta. De no llevar guantes, usará un pañuelo. Además, jamás rodeará la cintura de la mujer hasta que comience la música e inmediatamente debe retirarla cuando termine. 

- Una dama jamás puede negarse a conocer a un caballero en un baile privado. En uno público será libre para rechazar cualquier presentación. 

- Ninguna dama debe pasar la noche sin el privilegio de bailar. Los caballeros deben estar lo suficientemente atentos para que todas bailen al menos una vez. 

- Un caballero no debería invitar a bailar a ninguna mujer una pieza de baile con la que no esté familiarizado, porque es molesto y vergonzoso para la dama tener una pareja torpe. 

- Finalizado el baile, la dama no está obligada a invitar a su acompañante a su casa una vez que la devuelve a su domicilio, y si lo hace, él debe rechazar la invitación. Sí puede, sin embargo, tener la cortesía de pedir su permiso para quedar con ella al día siguiente. 

- Del baile se debe ir uno sin decir adiós a los anfitriones, pues puede provocar que otros invitados decidan marcharse también y originar que la velada acabe antes de lo que tenía previsto la anfitriona. 

- Los miembros de la familia que es la anfitriona del baile, no deben bailar con frecuencia, pues deben entretener a sus invitados y dejar su sitio a otras personas para la danza. 

- En los salones de baile no se pueden tener charlas privadas y confidenciales, así como tampoco se debe ser bullicioso. 

El carnet de baile: 

Un carnet de baile era un folleto con una cubierta decorada en el que se enumeraban los diferentes bailes que fuera a haber durante la velada, además de los títulos y los compositores, y donde se apuntaba el nombre del caballero con quien la dama los bailaría. Solía tener una presentación en la que indicaba la organización patrocinadora del evento. Generalmente constaba de un lapicero y una cuerda decorativa por medio de la cual se podría unir a la muñeca de la dama o al vestido de fiesta. 

Los bailes: 

Durante la época de la Regencia, la mayoría de los bailes tenían pasos muy complicados y difíciles de aprender. La mayoría de ellos eran danzas del país. Los bailarines se enfrentaban entre sí en una larga fila y los movimientos que realizaban seguían unos patrones muy elaborados. 

Se bailaban dos bailes con una misma pareja así que esto se prolongaba bastante, con lo cual, bailar con alguien que no te gustara no resultaba nada agradable. 

Estas danzas inglesas data de alrededor del siglo XVI y eran populares entonces entre las clases medias. En la corte se bailaban para completar la noche. 

Polonesa: es una forma musical consistente en un movimiento de marcha moderada. En su origen era una marcha solemne que daba principio y fin a una fiesta realizada en casa de una familia de la nobleza. Las parejas, tomadas de las manos y guiadas por el dueño de la casa, atravesaban las salas, las galerías y los jardines, haciendo los más extravagantes movimientos. En ocasiones el dueño guiaba la marcha y esta recorría desde los jardines hasta los baños. 

Baile campestre: Se hacía entre varias parejas. Empezaban unas primeras parejas y después se iban uniendo las parejas restantes. 

Reel: Se trata de un baile para tres o cuatro personas que se iban alternando y mostraban un elaborado baile con los pies. 

El cotillón y la cuadrilla, ambos de origen francés, son dos bailes de conjunto muy populares y elegantes en su escenificación. 

Cotillón: Originalmente era una danza popular francesa que se introdujo en Inglaterra aproximadamente en 1770. 

Cuadrilla: Las damas de Almacks fueron las que introdujeron este baile en la sociedad inglesa en 1816. 

Esta danza consta de cinco partes distintas y es muy animada y graciosa. Su música, generalmente, fue adaptada de canciones populares y obras teatrales. Una versión popular que aún se baila a día de hoy es The Lancers, aunque los bailarines actuales tienden a caminar en lugar de moverse con los pasos complicados de la década de 1820 cuando se encontraba en su apogeo. 

La contradanza y el vals fueron sustituyendo gradualmente a las danzas del país. 

Contradanza: Aunque muchos piensan que la contradanza es de origen francés, este baile fue exportado desde Gran Bretaña a Francia. Es un ritmo rápido de danza compuesto por varias secciones de ocho compases que se repiten. Tiene su origen en las danzas tradicionales de Gran Bretaña y se extendió por Europa. 

Vals: El vals se puso de moda en Viena en torno a la década de 1780 y posteriormente se extendió a muchos otros países. Guillermo II lo prohibió en los bailes de la corte en Alemania. 

La introducción del vals en la sociedad inglesa a principios del siglo XIX supuso un gran escándalo, se consideraba "desenfrenado e indecente". Nunca antes un hombre y una mujer habían bailado en público con tanta proximidad física, es decir, casi dándose un abrazo. Se consideró inmoral. Sin embargo, fue precisamente su posición cerrada lo que se convirtió en el ejemplo para la creación de muchos otros bailes de salón contemporáneo. 

El vals se introdujo en Inglaterra por medio de Baron Neuman en 1812 y poco a poco llegó a ser aceptado por las damas de Almacks. A partir de 1816, el vals comenzó a verse con otros ojos. 


*Parte de la información de este artículo se ha obtenido de http://www.angelpig.net y http://www.britainexpress.com/ 

No hay comentarios: