martes, 24 de diciembre de 2019

Artículo: La prensa, los periódicos

En casi todas las novelas de época los protagonistas leen The Times, o periódico similar, dependiendo de la fecha en que ubiquemos la historia. ¿Nos damos una vuelta por ahí para saber algo más de la prensa escrita? 

¿Dónde aparecieron los primeros diarios? Pues parece ser que la idea salió de la cabeza de César. No era periódicos al uso, claro, eran las actas del Senado romano, incluyendo alguna que otra noticia de lo que acontecía en el Imperio. En lugar de papel se escribía en tablillas, y se hacían copias para que llegaran a todos lados. Pero esos pasquines fueron los precursores de los diarios que ahora conocemos. 

Al llegar la imprenta de Gutenberg ─hablamos del XIV─, se transformó por completo el modo de hacer llegar las noticias al pueblo. Dos siglos después empezaron a crearse empresas que buscaban novedades de interés público, ya fueran escándalos sociales o información comercial, consejos de los clérigos o itinerarios mercantiles. 

Los boletines surgieron también en Inglaterra y Francia: unas cuantas páginas repletas de chismorreos, sucesos que entretenían a los lectores, y referencias a la vida política. Para cumplimentarlas y lanzarlas a la calle había que buscar la noticia, informarse y contar lo que pasaba. Si era algo escandaloso, mejor; se vendía más. Existía pues una nueva profesión: el periodismo. Y si alguien cree que fue fácil el camino, se equivoca; no a todos les parecía bien la idea de sacar las cosas a la luz, de modo que les pusieron mil de trabas. 

Théophraste Renaudot, francés, nacido en 1586, lanzó la primera gaceta en 1561, estando vigente hasta trescientos años después. 

Algunos dicen que el primer periódico se creó en Alemania, en 1609, y que después fueron apareciendo los demás. 

Desde luego, el pueblo no empezó a comprar periódicos a lo loco, sobre todo porque había un elevado número de analfabetos. A la gente le preocupaba tener un trabajo y poder dar de comer a sus hijos, así que no se vendían demasiado, por lo que eran caros. 

¿Cómo conseguir que fueran menos costosos? 

Aquí aparece Émile de Girardin, un francés nacido en 1806. Periodista y publicista, se dio cuenta de que si insertaba anuncios en los diarios, se rebajaban los costos y, por tanto, se podían vender a un precio más asequible. 

Apasionado por su profesión, lanzó al mercado varias publicaciones que se vendieron de maravilla, como «El periódico de conocimientos útiles», que llegó a alcanzar más de 100.000 abonados, o «Almanaque de Francia» del que se distribuyeron un millón de ejemplares. 

La Presse nació de su mano en 1836, poniéndolo a la venta por 40 francos anuales. 

Veinte años más tarde, el periódico perdió fuerza, de modo que lo vendió para crear otro: La Libertad. 

Algunos dicen que el primer periódico se creó en Alemania, en 1609, y que después fueron apareciendo los demás. 

Solían ser publicaciones semanales y, poco a poco se hicieron diarios. 

En el año 1702 apareció en Inglaterra el Daily Courant. En 1772, en Francia, nace el Journal de Paris. 

El conocidísimo The Times de Londres, en 1814, solo podía sacar 400 ejemplares a la hora, era casi un trabajo artesanal. Sin embargo, la maquinaria moderna ayudó a triplicar esa cifra. 

Según he leído, la prensa latinoamericana nació en la época colonial, primero como hojas sueltas y luego como ediciones más completas. La Gazeta de México 1n 1772, la de Guatemala en 1729, la de Lima en 1743, la de La Habana en 1764 y la de Bogotá en 1791. 

Desde esos tiempos hasta hoy han pasado muchas cosas, los periódicos forman parte de nuestra vida diaria y rara es la persona que no da un vistazo a alguno. Otra cosa es cómo debamos verlos. Otra cosa es si queremos dejarnos influenciar por una u otra idea. Porque periódicos neutrales, no existen, no nos engañemos por mucho que nos lo juren; cada uno escribe las noticias de acuerdo a su idea política.


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