domingo, 2 de junio de 2019

La etiqueta en el Londres Victoriano

Se conoce como época victoriana al periodo de tiempo que abarca el reinado de la reina Victoria de Inglaterra, que fue entre los años 1837 y 1901. Históricamente se encuentra entre la Regencia y el periodo eduardiano. 

A día de hoy, lo que se define como etiqueta difiere mucho de lo que fue en la época victoriana.

En Londres, el hombre o la mujer que quería ser considerado un «caballero» o una «dama», había de cumplir con unas reglas específicas si pretendían ser apreciados como tal. 

Existían muchos libros y circulaban muchos periódicos y revistas en los que se enseñaba a las damas y caballeros victorianos a comportarse correctamente de acuerdo a las expectativas de la sociedad. 

La reina Victoria y su familia fueron un modelo a seguir muy respetado. 

A continuación detallamos una lista con algunas de las normas y pautas más comunes, interesantes o extrañas, que eran de obligado cumplimiento en el Londres victoriano: 

El objetivo de una dama victoriana era complacer a su marido y servir a los demás.

Una mujer no debía asistir jamás a un baile sin escolta, y nunca debía quedarse sin compañía puesto que resultaba grosero que una mujer estuviera sola en un baile.

Las señoras habían de bailar con distinción y moverse con elegancia. Ante todo, el principal fin de la danza en la mujer era complacer al hombre.

Una mujer estaba obligada a embellecerse, incluso aunque tuviera que recurrir a trucos de belleza para ocultar todas sus imperfecciones.

Todo el mundo tenía que lavarse al menos una vez al día, eso sí, con menos de un cuarto de galón de agua (un galón equivale a 3,7854118 litros).

A las cenas había que asistir perfectamente aseado y con la ropa adecuada.

En las comidas no era correcto que hubiera en la mesa objetos de ningún tipo entre los comensales porque ello dificultaba la conversación de los invitados.

El caballero que escoltaba a una dama siempre se sentaba a su izquierda.

Los miembros de un matrimonio nunca se sentaban juntos.

La servilleta debe usarse siempre antes y después de beber.

Un caballero nunca debe jurar.

Un caballero nunca debe participar en una conversación alterada porque eso llamaría la atención

Una mujer jamás debe hablar o reír en voz alta, porque eso atraería la atención sobre ella.

Un caballero nunca tiene conversaciones privadas en público.

Por norma general, la mujer se toma del brazo derecho del caballero.

Cuando un caballero camina por la calle siempre debe reconocer a sus amigos levantando su sombrero. Nunca jamás habrá de ignorar a un conocido.

Si un caballero se cruza por la calle con una mujer o un anciano deberá ceder a estos el lugar que queda al lado de los edificios.

Si en la calle una mujer ha de pasar por encima de algo, deberá levantar su vestido solo un poco por encima del tobillo y únicamente lo hará con la mano derecha, hacerlo con las dos manos se considera vulgar.

Un caballero permanecerá de pie hasta que todas las señoras de la sala estén sentadas.

Un caballero nunca permitirá que una mujer realice cualquier servicio que precise para sí misma, él deberá realizar estas tareas para ella: conseguirle una silla, recogerle algo que dejó caer...

Una persona con el pelo de color rojo brillante deberá casarse con alguien de pelo negro.

Un caballero jamás se quita la chaqueta para bailar.

Ni damas ni caballeros deben socializar con personas que tengan malos modales.

Nunca se le da la espalda a nadie, incluso aunque sea para abrir una puerta o una ventana.

Se considera vulgar a alardear de uno mismo.

Cuando se mantiene una charla sencilla y educada, no es de buen gusto introducir un tema interesante, ya que esto podría dar lugar a una larga conversación.

Un caballero no debe demostrar su conocimiento o logros frente a gente ignorante.

Un caballero siempre abre las puertas a las damas y jamás utiliza un lenguaje grosero o malsonante en su presencia.

En las salutaciones y presentaciones, las señoras harán una reverencia y los caballeros se inclinarán hacia adelante.
Un caballero se pone de pie cuando una mujer entra o sale de una habitación.

Y ahora, después de tanta norma, unas poquitas curiosidades de la época:

- En el momento en el que un hombre decidía que quería a una mujer en matrimonio, estaba obligado a solicitar su mano y el permiso para la boda a los padres de la dama. 

- Puesto que el matrimonio incluía honestidad, sinceridad e intimidad, la idea de «amor romántico» empezó a ser cada vez más popular. 

- Por aquellos entonces los diamantes se pusieron de moda en los anillos de compromiso porque representaban la inocencia. 

- A partir de 1850, la «luna de miel» comenzó a ser algo cada vez más común. Al principio, la pareja solía viajar con sus familiares, pero más tarde ya empezaron a disfrutarla solos la novia y el novio.

6 comentarios:

Iratxe Ortiz dijo...

Con lo bonito que nos parece leer sobre esa época y lo estresante que debia ser con tanta norma. Ademas, ¿deberia casarme con un moreno para que nadie tuviese el pelo rojo? Jajajaja me suena a otra cosa y creo que no estaria acertada

Anónimo dijo...

Iratxe, gracias por entrar a comentar.
A mi me habría dado un patatús de haber tenido que vivir en esos tiempo, pero no solo por las normas sino por los vestidos y los sombreros, los guantes.... ¡Madre mía! Y es cierto que tenían rarezas, jajajaja, pero como ahora, imagino.
Montones de besos!!!

Nieves

Maria Teresa dijo...

Con lo que me gusta a mí un traje largo ummmm que horror vivir en esa época, tantas normas y tan poca libertad para las mujeres. Pero el artículo es muy interesante. Gracias y un besote.

Unknown dijo...

Hola, María Teresa!
Un millón de gracias por entrar a comentar. Es cierto que estaban muy guapas con esos vestidos, pero no los cambio por un pantalón, jajaja. Besos, princesa.

Nieves

Milagritos Alvarado (Kiseki) dijo...

Woaw, quién iba a imaginar sobre la etiqueta en tiempos antiguos, ya que normalmente en estos tiempos ya no se requiere tanto de la etiqueta y está que se pierde a través de los años, pero si deben de ser un poco estresante cumplirlas a pie de la letra, convertiendote en una persona que no eres gracias a ello. Muy buena información.

Unknown dijo...

Muchas gracias por pasarte a comentar. Sí que era complicado seguir tantas normas de etiqueta, pero obre del que no lo hiciese. Ahora nos sería imposible.
Besos a montones! ��