miércoles, 16 de enero de 2019

Artículo: El condón


—No quiero que haya consecuencias —dice, cohibida, la muchacha, mirándole fijamente a los ojos. 

—Tranquila, mi amor, hay métodos. 

—¿De veras? —pregunta ella, con cara de asombro. 

Algo similar hemos leído alguna vez en nuestras novelas románticas. Que sí, que sí, que las mujeres, salvo las que ejercían la prostitución, estaban fuera de onda. Los hombres, por el contrario, se las sabían todas. Pero no estaría mal poner al día a esas muchachitas que querían gozar de las caricias del libertino de turno, sin consecuencias. 

Imposible dar el nombre del que inventó el preservativo —o de la que inventó, que vaya usted a saber si no fue una dama con visión la que puso en práctica la gomita, evitando así que su marido la preñase todos los años—, porque viene de muy atrás. Tampoco en este tema hemos descubierto la pólvora. 

Desde tiempos antiguos, el preservativo ya se usaba para prevenir enfermedades venéreas, que tomaron el nombre de la diosa Venus, diosa del Amor y, desde luego, a partir de determinado momento para evitar tener descendencia no deseada. 

La imaginación del ser humano es infinita, sobre todo si se trata de evitar problemas. Así que algo tenían que inventar para disfrutar del sexo sin tener embarazos. ¿Qué era lo que parecía mejor para que el semen no les diera un susto? ¿Con qué contaban? Inevitable que volviesen la vista hacia las tripas de los animales, fundas naturales que podían cubrir el pene. Se empezaron a utilizar, por tanto, tripas que ataban en uno de los extremos, porque de ese modo se trasmitía el calor del cuerpo y, a la vez, el semen quedaba más o menos retenido al final de esa tripa. 

En leyendas del año 1200 a.C. hay referencias a vejigas de pescado o cabra. 

En Egipto, hacia el 1000 a.C. los usaban de tela. Pero en un papiro de hace casi 4000 años ya se indicaba el modo de evitar el embarazo sin usar preservativo. Cito la receta como la he encontrado: «Mezclar miel de sosa con excremento de cocodrilo y sustancia gomosa, aplicar en la vagina y tratar de que entre lo máximo posible.» 

Existen ejemplares de preservativos en el Museo Británico, en Londres, que datan del XVI, XVII y XVIII, y es curioso comprobar que son tan delicados y finos como los de ahora, aunque están fabricados con tripa de animales. También estos se ataban con unas cintas que lo mantenían sujeto al pene. Sus medidas: 34 mm de ancho. Ahora parece ser que miden 52mm. ¿Quiere eso decir que nuestros protagonistas la tenían pequeña? Me he quedado pasmada. Se me han caído todas las creencias. ¿Cómo imaginar a uno de nuestros adorados libertinos con un pito tan, tan, tan poquita cosa? No pasa nada, diremos que esas medidas eran las que tenían los malvados de las novelas, no nuestros chicos. 

Unos dicen que la creación del preservativo es de Gabriel Folopio, profesor de Anatomía en la universidad de Padua, en el siglo XVI, porque la sífilis estaba a la orden del día. Experimentó con más de mil hombres y ninguno se contagió de la enfermedad. Propuso, por tanto, una funda de tela que solo cubría el glande y se ataba con un lazo. ¡¡¡Monísimos de la muerte debían estar los señores con eso puesto!!! ¿Usarían lazos de colores, como colores se utilizan ahora en nuestros condones modernos?

Otros, que en 1702, el médico inglés John Marten, porfió con el que quisiera escucharle que su funda de lino era lo más de lo más para prevenir enfermedades venéreas. Más tarde, se dice que quemó toda referencia a su invento para no dar pie a la inmoralidad de los jóvenes. 

Y algunos otros dicen que fue el médico de Carlos II de Inglaterra, Condom*, el que se inventó el artilugio para evitar al rey tener que mantener a tanto bastardo real como andaba suelto por el país, dado que el monarca debía ser de los que tiene flojos los botones de la bragueta. 

Incluso he visto en alguna parte que fueron los carniceros sus inventores. Se cubrían los dedos donde se habían herido con trocitos de tripa de oveja para evitar infecciones, y así, de repente, pensaron que si la tripa les cubría el dedo... bien podría cubrir otra parte del cuerpo. 

Los condones, preservativos, «chubasqueiros» o como queráis llamarlos, empezaron a utilizarse en las casas de prostitución. Porque mientras que la mujer se quedaba en el hogar atendiendo a los hijos y guisando, tocando el arpa o tomando el té con otras damas —todo dependía del status social—, los maridos se corrían sus juergas con los amigos y, algunos, mantenían a una amante. La hipocresía estaba arraigada en una sociedad en la que el varón podía hacer lo que le daba la gana, pero que no se notara. Regresar infectado no era admisible. El asunto es que toda Europa los usaba y nadie quería hacerse responsable del invento, los ingleses decían que eran de origen francés, y los franceses que eran de origen inglés. 

De todos modos, los condones no eran baratos, eran total y completamente artesanales, cosidos a mano. Solo hasta 1850, tras poner en marcha la industria del caucho, se puso en el mercado el condón desechable, más asequible a los bolsillos. Los anteriores, dado su alto coste, se utilizaban, se lavaban y volvían a usarse en la siguiente ocasión.
¿Dónde tendían los condones para que se secaran? En el tendedero, seguro que no. ¡Caray, es que es una intriga! 

Giovanni Giacomo Casanova lo usó ¡cómo no!, aunque en sus memorias dice que lo primero que comentó acerca de los preservativos hechos a partir del intestino ciego de la oveja fue: "... no esperes verme encerrado en una piel muerta para probarte que estoy vivo...".

Y me he enterado de que los japoneses, en el XIX, fabricaban unos muy curiosos con caparazón de tortuga (¿¿¿¿ ¿????). Aquí me he vuelto a quedar a cuadros. 

A finales del XIX los ingleses —¿os estáis preguntando por qué salen tanto los ingleses a relucir? Yo también—, produjeron los preservativos de látex indio, comenzando a venderse en farmacias. 

¿Qué motivó que después de la Segunda guerra Mundial muchos países prohibieran el uso de los condones? Hala, otra pregunta para pensar. Aunque me temo que algo tuvo que ver la Iglesia en este asunto, porque ya en 1826 el papa León XIII dijo que usarlos era ir contra la Voluntad Divina y, hasta hace muy poquito, han seguido yendo en contra de la pobre gomita que tantos disgustos ha impedido. 

El caso es que según se nos ha ido abriendo la mente, el preservativo ha comenzado a tener un uso cotidiano, podemos encontrarlo en farmacias o en dispensadores de cualquier discoteca o cafetería, los tenemos de colorines y hasta de sabores. Imaginación al poder, el caso es no aburrirnos. Es cierto, sin embargo, que en Argentina, por ejemplo, donde una podía encontrar condones con facilidad en cualquier espacio público, se prohibieron tras la caída del gobierno democrático, en 1955. ¿Causa? Decía el gobierno entrante que los condones eran una afrenta a la moral porque, según ellos, a los baños públicos iban los homosexuales buscando ligue. ¡Lo que hay que escuchar! 

En resumen, que yo creo que los condones se inventaron porque sabio es el dicho de «la jodienda, no tiene enmienda». 

*Puede que de Condom provenga el nombre actual. Aunque también es posible que sea del origen etimológico de la palabra condón: de los términos latinos condus (recipiente) o condere (esconder, proteger).

4 comentarios:

Nancy O dijo...

¡Qué buena investigación mi querida Nieves! Dicen que los orientales la tienen delgada, por eso es que ingresaban con la caparazón de la tortuga, que habrá estado pulida. Ahora el largo de 32/52 mm, es imperdonable 😀

Almadentro dijo...

Muy interesante. Ahora algún chizito dirá "preferible chiquita y vivaracha que grande y bol..da". Obviamente no pienso asi. 🤣🤣

Unknown dijo...

¡Mira que eres! �� La verdad es que me lo pasé de lujo buscando datos para el artículo. Gracias por leerlo y comentarlo, preciosa. Besos mil!!

Unknown dijo...

Almadentro, casi me ahogo de la risa. Sois geniales, de verdad. Mil gracias por entrar a comentar, preciosa! Besos a montones. ��
Nieves