martes, 17 de diciembre de 2019

Artículo: El tocado

El tocado, la toca, la cofia, el casco, el bonete… Prendas para cubrir la cabeza, de las que me gustaría compartir con vosotras lo que he averiguado. 

No es una prenda que naciera para las damas en la Edad Media, de las que, sin duda, habréis visto diversas imágenes. Los íberos nos han dejado muestras de que ya los usaban. Solo hace falta ver a la Dama de Elche, con esos rodetes de trenza. 

Tampoco debemos pensar que un tocado es solo la toca con la que se cubrían la cabeza las damas, porque ¿acaso el caso de un guerrero antiguo, de esos que llevaban penacho de pumas, no lo es? ¿No lo son las coronas o los turbantes? 

A lo largo de los tiempos, el ser humano ha querido siempre adornar su cabeza, poner algo sobre ella que le distinguiera de los demás, que le diera más visibilidad. Por eso mismo, hay un montón de variantes de lo que se denomina tocado, desde esos cascos de metal que os decía, hasta la diadema que se podía poner una princesa. Veamos solo algunos de ellos: 

El BONETE podía ser de raso, seda o terciopelo, lo usaban los colegiados, los graduados y es el complemento con el que se cubren la cabeza los eclesiásticos. El de los primero es cuadrado, el de los segundos tiene cuatro picos y, por norma, una borla de flecos en el centro. El tercero, llamado birrete, consta de seis lados y picos, y lleva el distintivo de la facultad. Pero podemos extendernos algo más en el bonete eclesiástico, debido a que, dependiendo del religioso, varía. 

El español suele ser negro, siempre que no estemos hablando de obispos o cardenales: sin borla para los que están en el seminario, con borla de distintos colores para los párrocos, monseñores y vicarios lo llevan ribeteado con un cordón del mismo tono que la borla, y los cardenal y obispos utilizan la birreta con tres crestas planas. 

Veamos qué sabemos de la COFIA. De entrada, que no solo era cosa de mujeres, los médicos se las ponían como un modo de distinguirse de sus clientes. Solían ser de lino, aunque algunas se confeccionaban en seda. Seguro que habréis visto en muchas películas esas redecillas a base de hilo de oro o plata, incluso con perlas; se llamaban CRESPINAS. 

Una muy bonita, curiosa y española, era la cofia llamada «DE TRANZADO». Además de la parte que cubría la cabeza, constaba de una especie de bolsa delgada, adornada muchas veces por cintas de colores, en la que escondían el cabello cuando lo tenían largo. 

Entre los siglos XIII y XV, tenemos algunos modelos que, es posible, os resulten interesantes: 

Además de la ya mencionada crespina, estaba el llamado FILLET: dos rodetes huecos en los que metían el cabello; el que conocemos como TOCADO COJÍN: rodete sobre redecilla que, en algunos casos, asomaban de los laterales del rostro de forma exagerada. Pero, tal vez, el más desmedido fue el que se ha dado en llamar TOCADO DE CUERNOS, que se puso de modo por el 1400; hay fotografías en las que podemos ver que, entre 1450 y 1470, los cubrían con velos. El TOCADO TUBO DE CHIMENEA, era un cono altísimo del que también colgaba un velo. El TOCADO CORAZÓN, en forma de corazón, claro. El TOCADO MARIPOSA… Y un buen número de modelos más, del todo originales. Desde luego, imaginación no faltaba en aquel entonces. 

Siempre me he preguntado por qué esa manía de usar una cofia para cubrirse, cuando la moda era tener un pelo abundante y largo, por mucho que se empeñaran en hacerse recogidos. A ver, que a las escritoras de romántica histórica nos viene divino porque, casi siempre, el protagonista sueña con soltarle el pelo a la chica y verlo extendido. Y es que las modas tienen que ver, algunas veces, con las circunstancias políticas del momento. En Inglaterra, por ejemplo, tras decapitar a Carlos I, tomó el poder Oliver Cromwell. Este político era de un puritanismo asombroso y las mujeres pagaron el pato, para no variar: vestimenta oscura y tocas muy ajustada y negras. 

Podríamos hablar mucho más de los distintos estilos de tocado, como los que llevaron inglesas, francesas y holandesas, pero sería largo. Espero que estos pocos datos que os he dejado, hayan sido de vuestro agrado. 

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