lunes, 29 de abril de 2019

Artículo: Vauxhall Gardens

En la orilla sur del Támesis, en Kennington, y a lo largo de casi 200 años, Vauxhall Gardens fue uno de los más importantes jardines de recreo para londinenses y visitantes de Londres. 

Su nombre original fue New Spring Gardens, pero era conocido popularmente como Vauxhall Gardens, y con este nombre es con el que se le nombró oficialmente en 1785. Eran varias hectáreas con paseos, parterres y glorietas donde a menudo se organizaban comidas campestres que en un principio tenían como protagonistas de estas a artistas independientes y que, a la larga, se hizo extensivo al resto de visitantes. Se trataba de un lugar en el que cualquier ciudadano podía disfrutar de una salida nocturna con su familia al completo para ver los espectáculos que allí se ofrecían, y donde poder disfrutar de un refresco. Sin embargo, su principal atractivo era que, en ese lugar, ambos sexos podía reunirse libremente sin sufrir muchas de las limitaciones que las normas de la sociedad educada imponían a hombres y mujeres. 

Vauxhall estuvo en funcionamiento durante dos siglos hasta que finalmente desapareció en 1859. Durante ese tiempo tuvo una serie de propietarios y gerentes, pero fue bajo la dirección del empresario Jonathan Tyers cuando tuvo su mayor éxito y esplendor. Era un hombre de negocios muy astuto, con un gran conocimiento de las técnicas publicitarias, gran ingenio, anfitrión cortés y un generoso mecenas de las artes. Convirtió los jardines en un negocio extraordinario, cuna de la pintura y la arquitectura, y una sala de conciertos vital para las carreras de Arne Friedrich y George Handel. El ensayo precedente al estreno de La Música para los Reales Fuegos Artificiales (Handel) se hizo en los jardines de Vauxhall frente a más de 12.000 personas que pagaron por asistir al concierto y que produjeron un atasco de tres horas en el Puente de Londres provocando casi un tumulto. 

Pionero en el entretenimiento de masas, Tyers tenía que convertirse también en pionero de la restauración colectiva, de alumbrado del terreno, de la publicidad, y de toda la logística que interviene en el funcionamiento de uno de los proyectos empresariales más complejos y rentables del siglo XVIII en Gran Bretaña. Hasta su muerte en 1767, año tras año, década tras década, los jardines se iban cambiando en busca de una mezcla de continuidad y novedad que fue el secreto del éxito Tyers en los años de gloria de Vauxhall. Durante ese tiempo, disfrutaron de los jardines todos aquellos que pertenecían a la élite de moda, se escuchó la música de mayor calidad y pudieron verse grandes obras de arte. Entre la clientela que acudía a los jardines se contaba habitualmente con el Príncipe de Gales (el propietario del suelo), duques reales, aristócratas, ricos terratenientes y comerciantes. Pero uno de los grandes atractivos de Vauxhall era que cualquiera que pudiera permitirse pagar un chelín podía mezclarse con estas personas en igualdad de condiciones. 

Tyers ofrecía también la posibilidad, para todos aquellos que desearan visitar los jardines con más regularidad, de comprar un billete para la temporada (todas las noches a lo largo de la primavera y el verano). A día de hoy se conservan una veintena de estos vales que datan de entre 1737 hasta finales de la década de 1750. En ellos puede verse, por un lado, escenas y figuras de la mitología clásica, y en el reverso el nombre del suscriptor grabado. En la parte superior está del precio del billete. Los visitantes tenían que efectuar el pago de los refrescos y comidas, pero todos los espectáculos, escuchar la música y el canto y ver las obras de arte, eran gratis. 

Probablemente, la más grande de las obras de arte que se hicieron para decorar los jardines fue la estatua de mármol de Handel (hoy en día en el Museo Victoria & Albert) hecha en 1738 por el gran escultor francés Louis-François Roubiliac cuando estaba iniciando su carrera en Inglaterra. La estatua está tallada en un solo bloque de mármol blanco de Carrara. Esta extraordinaria obra de arte encargada por Jonathan Tyers, confirmó a este como mecenas de las artes y amante de la música. 

En la década de 1740, las visitas a los jardines comenzaban a las 7 de la tarde. Generalmente se llegaba por el río hasta las escaleras de Vauxhall, en la orilla de Surrey, al sur de Palacio de Lambeth. Llegar de ese modo era ya una forma de iniciar la diversión de la noche pues proporcionaba un excitante sabor de peligro y una aventura añadida a la emoción que ya de por sí tenía Vauxhall. Una vez llegados a las escaleras había que recorrer los últimos metros hasta la entrada y allí se pagaba o se enseñaba el billete adquirido para la temporada. Los visitantes entraban en el Grove, la zona central de los jardines, rodeado de lugares para cenar o tomar un refresco, y con la orquesta situada en el centro. Lo primero que se veía era la estatua de mármol del gran compositor Handel. Sin embargo, la admiración por dicha estatua pronto fue superada por el edificio de la Orquesta que daba cabida a 50 músicos y donde los artistas no sólo tocaban canciones populares y de la época, sino que también ofrecían nuevas piezas de los compositores más importantes del momento. 

Del buen funcionamiento de los jardines se ocupaban más de un centenar de personas que en ellos estaban empleadas: obreros, pintores, carpinteros, cocineros, limpiadores, porteros, lavanderas, jardineros, empleados de bares, camareros y faroleros. 

En función de las posibilidades o de las necesidades de cada cliente, cada cual ocupaba su lugar, bien en las mesas bajo los árboles, o bien en los recintos más privados donde se disponía de camarero propio y donde nadie podía entrar sin ser invitado. Eran habitaciones de tres lados lo suficientemente grandes como para dar cabida a un grupo de diez o doce personas, abiertas en la parte delantera, donde los que podían permitírselo económicamente, charlaban, cenaban, cantaban y disfrutaban del singular espacio. Cada una de estas habitaciones, unas cincuenta más o menos, fue decorada con una pintura de gran tamaño. Fueron cuadros diseñados por Francis Hayman y sus amigos de la Academia de San Martín, y pintados por el personal y los estudiantes. Representan un verdadero punto de inflexión en el arte Inglés, y van desde el barroco hasta la ligereza y la informalidad del rococó. Dieciocho de las pinturas fueron publicadas como grabados y se hicieron enormemente populares. Estos grabados muestran los tres temas generales de las pinturas: juegos infantiles, pasatiempos de adultos y teatro contemporáneo. Los jardines se convirtieron en lo que fue, posiblemente, la primera galería pública de arte en Inglaterra, al menos, sin duda, la primera de gran tamaño, y aquí fue donde comenzó la pintura de la vida cotidiana en Inglaterra. En vista de su vulnerabilidad a los daños, tanto por el comportamiento de los visitantes, el mal almacenamiento y el tiempo durante los cien años que la mayoría de ellas adornaron los jardines, es casi milagroso que catorce de las pinturas originales hayan sobrevivido. 

La cena de Vauxhall comenzaba alrededor de las 9, cuando el crepúsculo caía. Se servían en un instante cerca de quinientas cenas: vino francés, pollo frío, sidra, cerveza, pan, queso, carnes frías, ensaladas, natillas, pasteles de queso, tartas... Y el famoso y legendario jamón Vauxhall, cortado tan fino que se podía leer un periódico a través de él. 

Durante la cena, sucedía uno de los grandes efectos especiales de Vauxhall. Al caer la noche, un silbato era la señal acordada para que un número de trabajadores ubicados en puntos estratégicos del jardín accionaran unos fusibles preinstalados y, casi instantáneamente, más de un millar de lámparas de aceite se iluminaban bañando los jardines bajo una luz cálida que era visible desde varios kilómetros alrededor. El efecto era sensacional y era una atracción constante en los jardines. 

En Vauxhall se podía disfrutar, además, de acróbatas, equilibristas, ascensos en globo, fuegos artificiales, largos paseos entre las arboladas... incluso del famoso "Paseo oscuro" que, ubicado al final del jardín, se utilizaba para protagonizar pequeñas y clandestinas escapadas románticas También allí, quien lo deseara, podía ser atendido por los profesionales del sexo (hombres y mujeres) que abundaban en los jardines. A pesar del enorme gasto que Tyers hizo en lámparas, nunca iluminó este paseo, y no es porque no lo intentara o dijera que lo intentaba en varias ocasiones, pero lo cierto era que no podía hacerlo puesto que muchos de los visitantes que acudían a los jardines iban allí precisamente para eso. Así que de la misma forma que le interesaban las familias y la gente de bien por el dinero que le reportaba, no podía ignorar los pingües beneficios que con la prostitución conseguía. 

Tras la muerte de Jonathan Tyers en 1767, Vauxhall fue dirigido por sus hijos, nietos y bisnietos hasta 1822. Durante ese tiempo sufrió pocos cambios significativos. 

Los jardines de Vauxhall se cerraron definitivamente el 25 de julio de 1859. Son muchas las razones que se dan para su cierre. Los propietarios culparon a los magistrados porque decían que prohibían sus atracciones más populares, ya fuera por peligrosas o porque perjudicaban al cercano y respetable barrio de Kennington. Pero hubo más factores que jugaron un papel importante: los jardines de Vauxhall se habían vuelto descuidados, de mal gusto y estaban considerados pasados de moda. Tampoco les favorecía la presencia del tren que pasaba junto a la entrada principal y había hecho que viajar más lejos fuera mucho más fácil y barato; se puso de moda viajar a ciudades costeras que, como Vauxhall, también tenían sus embarcaderos y, por último, el espacio donde los jardines estaban situados era demasiado valioso para construir en él, y aquellos que tenían interés en el sitio convencieron a los propietarios para que les vendieran el contrato de arrendamiento. 

Se levantó la iglesia de San Pedro y el resto del terreno fue dividido en parcelas donde se construyeron edificios... y los jardines de Vauxhall desaparecieron para siempre. 

Un bombardeo destruyó la zona y la mayoría del espacio que antes ocupaban los jardines es ahora un parque público, lo que permite saber la extensión que tenía en su día Vauxhall Gardens. 


**Fuentes consultadas, entre otras: http://www.vauxhallgardens.com y http://www.the-tls.co.uk

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