lunes, 13 de enero de 2020

Días de ira, noches de pasión

Como ya sabéis, el próximo mes de febrero sale a la venta la última entrega de la trilogía Un romance el Londres, titulada Días de ira, noches de pasión. Os dejo una escena de la novela para que vayáis viendo un poco de qué va esta historia:


Sabrina, aturdida, perdió la capacidad de movimiento, se quedó laxa, sorprendida por una reacción que no esperaba. Pero los labios de Ken subyugaban ya los suyos, mil mariposas le revoloteaban en la boca del estómago y, sin ser consciente de estar rindiéndose, quedó a merced de la turbulencia de un deseo irrefrenable.

Mientras se plegaba a su boca, el ángel de su conciencia le advertía del peligro que representaba derribar las barreras tras las que se guarecía; en el otro lado de la balanza, el diablillo de la lujuria le exhortaba a dinamitarlas. Llevaba demasiado tiempo negándose a aceptar que de verdad lo anhelaba, que la boca de Ken hacía que perdiera la cabeza, que sus entrañas le demandaban; sin poder remediarlo, se le endurecieron los pezones y se humedeció su entrepierna.

Ya no podía ni quería limitar más a su cuerpo. Necesitaba permitir que su auténtico yo aflorara, demostrarse a sí misma que estaba viva, dejarse llevar. Corresponderle a Ken con el mismo grado de pasión, ser dueña de sus actos para acariciarle y entregarse a él sin reservas, sin ocultarse más bajo el disfraz de mujer fría.

Quería seducirlo.

El juego de palabras se le antojó incluso virtuoso para describir lo que deseaba hacer con Ken. Porque en lo que en realidad estaba pensando era en pasar sus labios por cada tramo de su piel haciéndole gemir, no escatimar besos ni concesiones.




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