martes, 25 de septiembre de 2012

Amor con mayúsculas


Ya os presenté anteriormente a esta amiga, Rosalin Hung Fon, antigua compañera de trabajo. Una mujer extraordinaria que da clases de taichi combinándolo con nuestro florkore y hasta con el tango, y dedica mucho de su tiempo a los demás. Como este blog habla de romanticismo, es decir de amor, y lo que ella hace noes sino AMOR, en mayúsculas, os dejo el relato que me ha enviado de su última experiencia.

He conocido pocas personas como ella. Si hubiera más así, el mundo sería un paraíso.

He llorado y reído leyendo estas líneas. Seguro que os llegan al alma. En la mía, han dejado huella.

Rosalin, no cambies nunca.

Nieves


El “Milagro” de la música

“Podrías colaborar en una Residencia de Ancianos?” - Es lo que me plantearon una vez, no sabía si decir sí o no, el compromiso siempre cuesta, una vez por semana parecía mucho, pero me lo pensé, y finalmente acepté.

La coordinadora de la residencia me pidió que haga algunas clases de Taichi/Chikung, (movimientos suaves y lentos para trabajar la energía), porque los viejitos tienen dificultad para moverse, así es que tuve que adaptar mis conocimientos de estas disciplinas para personas muy mayores, tuve la oportunidad de conocer a un maestro chino que enseñó a hacer chikung sentados, y eso es lo que iba a hacer.

Así comencé, ellos sentados en sillas, realizando movimientos lentos, acompañados por la música de fondo, muy relajante, les gustaba la música de piano, pero notaba que se relajaban demasiado, alguno se me quedaba dormido, hasta que rápidamente me di cuenta, que estos viejitos lo que necesitaban era un poco de “marcha”, y comencé a experimentar con ellos. Qué tal hacer chikung con paso doble?, la reacción fue increíble, los viejitos hacían chikung al ritmo de paso doble, se movían como si estuviesen bailando y dije, ahora, qué tal con las sevillanas, para los movimientos de brazos y muñecas, y un chotis? Y un bolero? Y hasta me pidieron la Macarena.

Y entonces mis clases comenzaron a cambiar de rumbo, vi cómo se animaban todos, empezaban a recordar, cantaban mientras se movían, me inventaban movimientos, y me olvidé de la rigidez y la disciplina con la que yo aprendí el taichí y el chikung, pero me dije, esto es lo que verdaderamente necesitan ellos, sobre todo que sonreían, cambiaron sus rostros, y poco a poco, se comenzaron a soltar, y yo también, pues gracias a que no desafino tanto, me atreví a cantar con ellos, ayudarles a memorizar las canciones de antaño, y hacer un poco de teatro también, porque gesticulamos y representamos lo que dicen las canciones, es de lo más divertido, para ellos y también para mí.

Probé con enseñarles a manejar el abanico, ya que en taichí, también tenemos rutinas con abanico, y como la mayoría son mujeres, me di cuenta que no les era muy difícil mover el abanico. Y adapté movimientos para ellas, y es tan bonito verlas hacer los movimientos al ritmo de chotis y paso dobles, ver los abanicos de colores moviéndose por los aires es un espectáculo.

Pero de repente, un día, cuando sonaba un paso doble, “El Beso”, uno de los viejitos, Vicente, de casi 97 años se levanta y me pide para bailar, me olvidé del taichí, y bailé con Vicente, cantaba con la poca potencia de voz que tiene mientras se movía, ahora es baile obligado en todas mis clases. Tengo anécdotas varias para contar, todas buenas, pero aquella que os voy a contar ahora, es la que me impulsó a escribir esta experiencia y poder hacerla conocer y fue lo que la música pudo hacer con Paquito.

Paquito, un hombre muy mayor, habla muy bajito, y va con andador, arrastrando los pies, encorvado, camina muy lento, en mi clase apenas movía los brazos, me observaba, y debió ser un gran piropeador, porque cuando me ve, me guiña el ojo, y un día me dijo al oído “Te voy a comer…. y no tengo hambre”, …. Que iba a hacer, solo reírme de su picardía que aún la mantenía. Pero un día, cuando ya había acabado la clase, se puso de pie para marcharse, vino una cuidadora que lo ayudaba y le movía los brazos como haciéndolo bailar, pero ella se fue, y me quedé con él, y le dije, Paquito, vamos a bailar, le puse su mano en mi cintura, y nos cogimos en posición de baile, con el andador entre medias, sonaba el bolero “Reloj”, vi como intentaba levantar los pies, y parecía que llevaba el ritmo, quité el andador, y para sorpresa de todas las demás viejitas y la mía, Paquito, muy estirado, comenzó a bailar con el 1, 2, 3 – 1, 2, y empezó a desplazarse, levantaba los pies, y llevaba el ritmo, y hasta me hacía girar y cambiar de sentido. María. Antonia, una de las viejitas con la que más converso, decía con el asombro en su rostro, no puede caminar, pero puede bailar, no paraba de repetir que era como un milagro lo que había ocurrido, años viendo a Paquito caminar lento arrastrando los pies y ahora lo veía bailar tan bien. Paquito me dijo al oído, que él había ganado concursos de baile, por eso yo creo que fue recordarle sus tiempos mozos y dejó salir todo aquello que tenía en la memoria. Pero luego, le dijimos que camine con el andador, y logró caminar levantando los pies, y a una velocidad mucho mayor que la anterior. Todos lo observábamos asombrados y no nos lo podíamos creer lo que había hecho Paquito. Ma. Antonia con lágrimas en los ojos, le dijo, me has emocionado tanto, que te voy a dar dos besos. Esa imagen nunca se me olvidará.

Y ya acabo mi relato, y con esto os quiero decir que “la música hace milagros”, por eso os animo a que si tenéis alguna persona mayor a vuestro alrededor, padre, madre, abuelo, abuela, tío, tía, vecino, amigo, probar en ponerles un chotis, un paso doble, moveros, bailar, cantar, y ya veréis los resultados.

Y si queréis colaborar aún más, ofreceros como voluntarios en alguna residencia y no hace falta tener grandes conocimientos, cada uno da lo que puede, sobretodo hacer las cosas con cariño, es lo más gratificante que hay. En este caso, esa “espera” se vuelve un poquito más dulce.

Rosalin.

9 comentarios:

Lola Rey dijo...

Personas como ella nos devuelven la fe en la humanidad. Yo también pienso que con un poco de dedicación y cariño, personas que permanecen "mustias", florecen como una flor cuando se riega. Besos

Amparo dijo...

Hola Nieves, estoy muy contenta de la informacion que nos has mandado con respecto a tu amiga, me encanta la actitud de esta persona y si es cierto que responden a la musica las personas ancianas sobre todo a las canciones de su epoca, mi trabajo consiste en ser animadora voluntaria en la residencia donde trabaje durante muchos años como auxiliar
hasta que por un accidente laboral me dieron una incapacidad, pero sigo yendo cada dos dias porque si no parece que me falta algo, en realidad creo que soy una privilegiada porque cuando llego me siento muy bien recibida y esperada.
O sea das pero indiscutiblemente recibes mucho.
Mandale un abrazo muy fuerte a esta persona y animos para segir.
Un beso para ti.

Nyra dijo...

Hola Nieves, el relato y la historia han sido una experiencia alentadora. Con esto quiero decir, que muchas veces en plena juventud nos sentimos hastiados ya agobiados, sin ganas de dar más. Pero la vida sin saber donde nos lleva tiene a la mano los recuerdos hermosos que nos trae de nuevo la energía para vivir.
Gracias por compartir estas lineas tan hermosas, en mí han cumplido su objetivo.
Besos

Nieves Hidalgo dijo...

Lola,
gracias por leer el artículo y comentarlo. Rosi es una persona extraordinaria y tienes razón, devuelve la fe.

Mil besos, guapa.

Nieves Hidalgo dijo...

Amparo,
Rosi es amante de la música, pero sobre todo de las personas. Se alegrará saber que tú también eres de ese tipo de gente especial.
Sigue yendo a verlos, les hace bien a ellos y a ti.
Gracias por ser una de esas personas maravillosas.
Le paso un abrazo de tuparte a Rosi.
Montones de besos.

Nieves Hidalgo dijo...

Nyra, gracias por entrar aquí para dejarnos tus comentarios.
Rosi y yo te lo agradecemos de corazón.
Nos alegra que este relato te haga llegado al corazón.

Montones y montones de besos

willowgreen dijo...

Hola Nieves:
Me ha encantado el relato de Rosi, es muy inspirador y tiene un mensaje que, a mi modo de ver, va más allá de la música y los ancianos porque, en realidad, todos, jovenes y ancianos, necesitamos ese pequeño plus que nos motive día a día.
Sin duda alguna el ejemplo que tenemos en este relato, el de los "milagros" de la música con los ancianos, refleja estupendamente lo que la humanidad necesita: más motivación, alegría, ganas de vivir en lugar de ganas de sobrevivir -que es muy distinto-, y menos pesimismo y sensación de derrotismo como se empeñan en meternos en la cabeza.
Si la música consigue que un anciano que no podía moverse camine, ¿qué no haría más optimismo -de cualquier tipo-, en la sociedad en general?
Dale un abrazo muy grande a tu amiga de mi parte y las gracias por ser como es.
Mil besos a tí.

Nieves Hidalgo dijo...

Willorgreen, le paso los besos y abrazos a Rosi de tu parte.
Llevas razón, ganas de vivir y menos derrotismo es lo que nos hace falta a todos. Y música, mucha música.

Eres un encanto.
Mil besos

Nieves Hidalgo dijo...

MENSAJE DE ROSALIN PARA TODAS:

Os lo hago llegar en su nombre.

"Gracias a todas por los comentarios recibidos al artículo que escribí sobre una de las más maravillosas experiencias que tuve en la Residencia. Estar con ellos cada semana, se hace necesario para ambos, para ellos y para mí, entiendo a Amparo que siga visitándolos aunque ya haya dejado su trabajo, se convierten en parte de tu familia.

La razón que me impulsó a transmitir mi vivencia fue hacer ver a los demás, que podemos hacer mucho, no solo con la música y el baile, sino que con solo poner un poco de atención y dedicación aunque sea por poco tiempo, y por supuesto, cariño, podemos mejorar la vida de todos los que nos rodean.

Un abrazo y besos para todas"
Rosalin