domingo, 24 de agosto de 2008

Insh' allah‏ ©


SINOPSIS


Brigitte Duvivier había sido presentada en sociedad. En la sociedad de un París de 1853. Prometida con el heredero de una fortuna, su futuro parecía sellado. Sin embargo, el destino trunca todos los planes cuando viaja a Argelia, acompañando a su padre en misión diplomática y debe enfrentarse con los rebeldes hijos del desierto.

En las montañas de Ahaggar conocerá las costumbres de otra raza. Otro modo de vida, otra religión y un hombre que le hará naufragar entre dos mundos.

Kaleb-el-Rashid es atractivo, orgulloso y fascinante. Amigo de los invasores franceses unas veces, cabecilla de los rebeldes en realidad, conseguirá socavar las creencias de Brigitte.

En una época en la que Francia disfruta el Segundo Imperio mientras que Argelia persiste en librarse del yugo extranjero, la joven Duvivier conocerá al que todos llaman Príncipe de la Estrella, viéndose arrastrada a un torbellino de pasión y odio que le hará dudar si tomar partido por los suyos o arriesgarse para salvar a un pueblo al que no pertenece.

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Cerca de Fort Flatters. 1852. Argelia.


Daida miró una vez más la inmensidad del desierto. Su cuna, su amor, su vida, le llenaba siempre de una paz inmensa. Se volvió y las altas palmeras que rivalizaban en belleza con la suavidad de las dunas estalló ante sus ojos como un espejismo. Lentamente se encaminó hacia el oasis, allí donde estaba la seguridad y el hombre al que amaba, aunque lejos de sus hijos. La enfermedad de su esposo les había obligado a abandonar su habitual lugar de residencia, pero no lo lamentaba demasiado. Allí, en aquel oasis, residía parte de su familia. Había estado demasiado tiempo alejada de sus risas, de sus cotilleos, sus trabajos y sus penas. Era tiempo de volver, dejando las montañas de Ahaggar. Dejar de ser la esposa del jeque había supuesto una liberación más que un pesar.
Un grupo de chiquillos salió a recibirla. Portaban panderos grandes, casi tanto como ellos. Sus caritas, llenas de polvo, eran la estampa de la alegría. Era un día festivo para la tribu, un día glorioso aunque seguían bajo el dominio francés.


- ¡Shuddú Anfusakum, shuddú antusakum! –gritaron los chiquillos-.


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1853. Fort Charlet. Argelia.


Desde la región de Erg Chech, la de las dunas móviles en el centro del Sahara, el grupo se había trasladado al norte hasta llegar a la ciudad de Adrar. De allí, luchando contra el terrible siroco continuaron hasta Arak. El resto del fatigoso viaje, a través del territorio de los montes de Ahaggar les resultó casi una excursión, acostumbrados como estaban a la dureza de las montañas, a las columnas rayadas que caracterizaban el sistema.
Días después, en completo silencio, avistaban Fort Charlet, al este de Argelia, casi en la frontera con Libia. El que comandaba el grupo ordenó desmontar. Los dromedarios que utilizaron en el primer tramo habían sido sustituídos por caballos. Hassim encargó a uno de los hombres su cuidado, apostó vigías y luego de ver que todo estaba en orden se acercó al jefe del grupo sentándose a su lado, como correspondía a su cargo de lugarteniente.


- Yafar dará la señal dentro de treinta horas.


Unos ojos negros como la noche que les rodeaba, centellearon entre el tagelmust, también negro. Si Hassim no hubiera conocido a su acompañante, aquella mirada le habría helado la sangre.

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COMENTARIO PARA DEBATE (si os parece):

Cuando se abre una novela romántica abrimos nuestra mente y nuestro corazón a un mundo, que no por salir de la imaginación de su escritora, dista de querer mostrarnos una realidad que nos debería llevar a reflexionar.

Generalmente la consecución de la historia de amor que se nos revela, tiene que salvar un determinado obstáculo. Ya sea la diferencia social, la educación, los prejuicios, el orgullo, la voluntad, la inseguridad, la religión, la discrepancia cultural, y así hasta el infinito.

Pues bien, en el caso de Insh´allah, y sin despreciar ninguno de sus planteamientos, quiso la musa que me sumergiera en una sensual y exótica ambientación como es el desierto, y me obligó a enfrentar a mis protagonistas a la delicada y difícil tarea de superar su pertenencia a culturas opuestas. Ellos lo lograron ¿Pero acaso si yo hubiera sido su protagonista lo hubiera conseguido? ¿Pertenecer a mundos distintos puede enriquecer una relación o puede terminar por ahogarla? ¿Qué nos atrae de esos otros mundos en este mundo? Y ahora te pregunto ¿Te ayuda a soñar?

Ya veis que en mi caso el sueño tiene un nombre: Insh´allah




12 comentarios:

Anónimo dijo...

me aprece un acierto que esta vez el fragmento sea más corto, me gusta el ambiente de aventura que describes, pero para un blog esta brevedad es mejor

un beso fuerte,

santiago

Bego dijo...

Me alegra que te halla gustado mi blog, gracias por tu comentario en él.
A mi también me gustan las novelas románticas, pero en mi caso solo leerlas.

Mencía dijo...

Una de las cosas que más me gusta de este género es precisamente que me invita a soñar. Alejarse de la realidad, a veces es tanto un alivio como una necesidad. Quizá por ello mi pierden las novelas cuya ambientación está tan alejada del mundo que me rodea, y el desierto…ummmm… ese calor que induce a la pereza, al abandono….En fin que es una localización que me crea entusiastas expectativas.

Lo de la diferencia cultural, debo reconocer que solo me atrae en la literatura. Soy demasiado cobarde y práctica como para superar ciertos prejuicios, aunque nunca se sabe. El amor es un sentimiento, que cuando nos llega, arrasa con todo.

No sé si enriquecerá una relación, pero si es cierto y autentico, sin duda añadirá un puntito diferente. Otra cosa será si el puntito nos da en el gusto o no.

De cualquier forma estoy deseando perderme entre las dunas que has creado y vivir esa historia de amor. Ishállah es un precioso nombre para un sueño.
¿Cuando será posible compartirlo?

Bego dijo...

En mi caso, las novelas románticas también me hacen desear algo igual para mi, así de emocionante y hermoso algo que solo se puede vivir en las novelas.

Si me hace soñar, pero no se que podría hacer por una gran historia de amor, solo sería capaz de opinar si tuviera que vivir ese momento.
No se si alguno de nosotros seríamos capaces de asegurar algo así sin haber pasado por esa situación.

Anónimo dijo...

Pues a mi lo poco que he leído de la presentación, me entusiasma.
El desierto, la aventura, el amor entre dos culturas... Creo que promete. Ójala salga pronto para disfrutarla al completo.

CARLOTA

Anónimo dijo...

Es evidente que la relación de dos mundos distintos, por el hecho de establecerse, tiende a enriquecer ambos. Claro está que será exorcizando prejuicios provincianos en aras de encuentros mutuos. En la novela, parece que la protagonista rompe cadenas y se adentra en un territorio austero pero exhuberante de futuro. Espero disfrutarla al completo.

Anónimo dijo...

Es bonito eso de soñar, gracias a una novela, pelicula o cualquier otro genero.
Pero yo prefiero llevarlo a la practica.
El sentimiento de amor, te hace cometer autenticas locuras, haces lo que sea para que no se apague la llama.
Quien no le ha dado la espalda a el mundo por un amor es que a lo mejor no lo queria tanto como pensaba.

Anónimo dijo...

Me ha llamado mucho la atención esta novela.

Un beso.

Helena

Laura dijo...

Bueno, la ambientación no podía tocarme más hondo... Adoro el desierto, los oasis, la cultura árabe y todo lo que tenga que ver con ella.

EL argumento me parece interesantísimo. Me encantan estos dilemas, estas dudas creadas en los personajes, las dificultades que ponen a prueba el amor verdadero... Probablemente la diferencia de culturas sea uno de los abismos más grandes que se debe superar y, sin embargo, también es el que más una al final...

Estoy deseando que "Insh' Allah" sea el siguiente libro que te publiquen.

Anónimo dijo...

Madre mía, cómo me gusta también lo que he leído de esta novela.

¿Tampoco está publicada? ¿Hay al menos fecha prevista?

Pilar

Anónimo dijo...

El desierto. Las dunas. La luna sobre las fluctuantes arenas.
¿Qué tiene ese entorno que a todas nos hace soñar?

Quiero leerla pronto.
Me encanta

Nadia

Anónimo dijo...

Y este de este libro que tan buena pinta tiene ¿por qué has puesto tan poquito? Me he quedado con ganas de más.
Me gustan las novelas ambientadas en el mundo árabe.

Un beso,
Pilar